La reducción de la jornada laboral o semana de cuatro días es un tema en agenda en varios países del mundo. A raíz de la nueva organización laboral experimentada durante la pandemia, que combina tareas presenciales con remotas, el debate tomó nuevos bríos.

En la mayoría de las empresas, este mix impactó positivamente en la productividad de los trabajadores, además de que acentuó la importancia de un buen balance entre la vida personal y laboral.

Lo cierto es que, por diferentes motivos, países y organizaciones de todo el mundo se plantean con seriedad la posibilidad de reducir o reorganizar la carga horaria de sus colaboradores.

¿Qué países redujeron la semana laboral?

El anuncio más reciente fue el de Bélgica que, si bien no plantea limitar la cantidad de horas trabajadas, propone una redistribución que permita trabajar cuatro días y descansar tres. Pero no es el único país que avanza en el tema:

También hay iniciativas impulsadas por empresas, entre las que se destacan Perpetual Guardian y Unilever en Nueva Zelanda); Microsoft en Japón; Sahke Shack, Treehouse y Basecamp en Estados Unidos; y BMW y Volkswagen en Alemania.

La semana laboral de cuatro días, en el Congreso

En la Argentina existen dos proyectos en danza, que ya están radicados en el Congreso: 

Existen dos proyectos en Diputados que reducen la jornada laboral

Juan Manuel Ottaviano, abogado laboralista e investigador, indica a iProUP que la reducción de la jornada laboral no es un planteo nuevo, sino que fue esbozado desde la fundación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) a principios del siglo XX y el organismo continúa pidiendo la ampliación de la soberanía sobre el tiempo como parte de los derechos de los empleados.

¿Qué beneficios ofrece?

La reducción de la jornada laboral no es tema sencillo y las razones para avanzar varían en cada país. Uno de los principales argumentos es repartir el trabajo entre un mayor número de personas.

En ese sentido, Martín Kalos, economista y director de EPyCA Consultores, asegura a iProUP que la idea es que, si la economía opera a pleno potencial pero hay desempleo y no hay espacio para crear nuevos puestos de manera masiva y rápida, distribuir las horas de trabajo entre más gente sería una manera de distribuir mejor el ingreso.

Añade que educir la jornada laboral es una manera de compensar esta tendencia y garantizar un ingreso básico a la población que tiene capacidades y voluntad de trabajar pero está desempleada.

Sin embargo, plantea Kalos, el tema es complejo porque "la capacitación, la experiencia y el rol de un determinado puesto no siempre puede dividirse entre más personas. Cada sociedad tendrá que plantearlo y adaptar la realidad de cada empresa y empleado".

Ottaviano remarca que la reducción de la jornada permitiría redistribuir la fuerza de trabajo, que tiene sobrecarga horaria en algunos segmentos y desocupación en otros.

Posibles escenarios de la semana "corta"

Kalós agrega que tanto en Argentina como en otros países existe un gap entre las horas máximas legales (45 o 48 semanales) y las efectivamente trabajadas, en promedio (35 horas), "con lo cual, una eventual reducción escalonada podría acercarse mucho más a la realidad sin producir el shock tan temido por los empresarios".

Ottaviano advierte que es necesario avanzar con cautela, porque cambiar la organización del trabajo podría derivar, al menos, en dos escenarios posibles: 

"Eso implicaría ganar nuevos derechos, además de los que ya están garantizados. Sin embargo, hay que considerar que esta transformación será más difícil de implementar en el sector industrial, mientras que existe mayor margen en el de servicios", añade el letrado.

Alejandro Servide, director de Randstad, asegura a iProUP que el objetivo de lograr un mejor equilibrio entre el tiempo dedicado al trabajo y a la familia, los hobbies y el esparcimiento "es positivo y está alineado a las expectativas y necesidades que con más fuerza expresan los trabajadores, especialmente tras la revolución que significó la pandemia en términos de cambio de prioridades".

¿Se puede reducir la semana laboral en Argentina?

Tanto en Argentina como en el resto del mundo, la posibilidad de reducir la jornada laboral es un debate que recién comienza. No queda claro que sea algo que pueda concretarse de manera masiva y de "buenas a primera", aclara Kalos.

El experto agrega que, sin dudas, un debate serio "requiere pensar la realidad de cada cadena global de valor; rama y sector de la actividad, sindicato y empresa para entender cómo afectaría y que no termine resultando en un problema para la operación de la empresa".

Los expertos remarcan que la reducción de la jornada laboral debe estudiarse industria por industria

Otro tema clave a considerar es cuáles son los trabajos que pueden dividirse entre más personas. Seguramente será más fácil implementarlo en tareas menos calificadas, mientras que roles con mayor expertise y formación académica representen otro grado de complejidad.

Por último, suma Kalos, hay que considerar la realidad argentina y casi tres décadas de desempleo que no baja del 6%. "La idea, a priori, puede parecer atractiva, pero de algún modo se está evitando el problema real de la economía argentina que es la falta de inversiones", señala. 

Agrega que "el país tiene potencial y oportunidades para crear empleo, pero le cuesta hacerlo por los vaivenes de las crisis y la incertidumbre macroeconómica que subsiste por décadas".

¿Cómo debería ser una "semana corta" en Argentina?

Servide advierte que si bien considerar experiencias internacionales sirve de referencia, es importante tener en cuenta que no son extrapolables a la Argentina, ya que tiene un contexto muy distinto.

"Argentina tiene un marco regulatorio laboral con muchas asignaturas pendientes en relación a la dinámica del mundo del trabajo actual y los empleos del futuro, que no contempla los nuevos formatos que han venido imponiéndose con el avance de la tecnología y los cambios sociales", analiza. 

Resalta que "sería poco efectivo abordar un debate sobre la reducción de la jornada sin hacerlo con una mirada integral que contemple las principales materias pendientes del marco normativo".

Servide agrega que la tasa de productividad no es un tema menor a la hora de analizar cualquier opción de reducción con el mismo salario, ya que ese factor definirá la sustentabilidad del camino elegido.

"Plantearlo de manera escalonada, como lo han hecho otros países, es una alternativa", dice Ottaviano, y añade que la reducción deja beneficios muy concretos en cuanto a la salud laboral, no solo física sino mental, de los trabajadores.

"Habría que bajar la máxima legal y discutir de qué manera se implementaría por sector. Además, esto implica un aumento de la productividad por hora en la medida que no implique una rebaja salarial . Es un debate que tenemos que tener y en el que sindicatos y empresarios deben encontrar puntos de contacto", enfatiza.

El tema está planteado, aunque de momento la agenda laboral argentina parece tener temas más urgentes. Quizás, los nuevos esquemas de trabajo que se dieron durante la pandemia reaviven la discusión. Lo que es seguro, es que plantear nuevos modelos laborales que promuevan un mejor balance entre trabajo y vida personal es un debate que no podrá esquivarse.

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