A diferencia de tiempos pasados en que la limitación de la jornada laboral a ocho horas diarias fue una conquista de los trabajadores organizados, el cambio del paradigma de las 40 horas semanales comenzó desde la gerencia de algunas empresas.

Entre las primeras empresas en promover la semana laboral de cuatro días en lugar de cinco se encuentran Microsoft Japón y la hamburguesería Shake Shack en 2019. Microsoft obtuvo muy buenos resultados, una marcada alza de la productividad de sus empleados y una sensible baja de sus costos operativos.

En la etapa que inició la pandemia de coronavirus se sumó la multinacional Elephant Ventures, empresa de software e ingeniería de datos, con sede en la ciudad de Nueva York. Ya en marzo del 2020 la pandemia se volvió completamente remota en marzo de 2020.

Para llevar adelante la idea destinó dos meses de prueba en que fue midiendo la respuesta de los trabajadores. Si bien tuvieron que adaptarse a jornadas de trabajo más largas al cabo de la prueba ya estaban acostumbrados y se mostraban entusiasmados en planear las actividades de sus nuevos fines de semanas largos. La trampa aquí radica en no bajar las horas de trabajo sino en concentrarse.

En Nueva Zelanda existe una organización llamada "4 day week", que promueve la semana laboral de solo cuatro días.

La empresa pionera fue Perpetual Guardian que brinda asesoría para la planificación del patrimonio familiar e inversiones financiera. Sus referentes Charlotte Lockhart y Andrew Barnes implementaron la semana de cuatro días en 2018 y destacaron el aumento de la productividad, la rentabilidad, el bienestar, y un futuro más sustentable. 

Las jornadas laborales de 4 días podrían ser otra realidad en una etapa pospandemia

Apoyo empresarial, gubernamental, y político

En enero del 2020 la primera Ministra de Finlandia Sanna Marin, sacudió la prensa mundial con una propuesta de reducir la jornada laboral de ocho a seis horas o la semana de cinco a cuatro días. La iniciativa pretendía que los trabajadores pudieran pasar más tiempo con los seres queridos y desarrollar otros aspectos de su vida. A los pocos días la propuesta debió ser negada.

En Alemania la propuesta fue impulsada a mediados del 2020 en plena crisis del coronavirus por la Unión de Trabajadores Automotrices IG Metall que representa a 2,3 millones de trabajadores y es el principal gremio industrial de Europa. En la propuesta realizada a la patronal el cambio de régimen ayudaría a asegurar los empleos contra las consecuencias económicas de la crisis del coronavirus y los cambios estructurales en la industria automotriz.

En México, a principios de marzo, ingresó al Congreso una iniciativa de la Diputada de Movimiento Ciudadano, Pilar Lozano Mac Donald. El proyecto pretende la reforma de la Ley Federal del Trabajo para establecer 4 días de trabajo por tres de descanso. La reducción y flexibilización de las jornadas laborales busca elevar la productividad, conciliar la vida laboral con lo familiar y personal, mejorar las condiciones para las mujeres, incentivar la actividad económica y prevenir contagios ante una crisis sanitaria.

La última en avanzar sobre el tema fue España, según confirmaron el Vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, y luego la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. En este caso, la idea de reducir la semana laboral a 4 días surgió a partir de las medidas dispuestas en el aislamiento preventivo por la pandemia de coronavirus y la necesidad de reformular lógicas laborales. 

La propuesta argentina

El diputado del Frente de Todos, Hugo Yasky, presentó en el Congreso un proyecto de ley para reducir de 48 a 40 horas semanales la semana laboral en todo el país.

El legislador aclaró que la medida se aplicaría "sin bajar salarios" para "distribuir más equitativamente un bien escaso como el empleo". 

Luego, en su cuenta de Twitter compartió la iniciativa y aseguró que "Argentina tiene una de las jornadas laborales más extensas, de 48 horas semanales, fijada hace 101 años por la OIT" (Organización Internacional del Trabajo).

El proyecto de Yasky propone que "la duración del trabajo no podrá exceder de ocho horas diarias o cuarenta horas semanales para toda persona ocupada por cuenta ajena en explotaciones públicas o privadas, aunque no persigan fines de lucro".

De aprobarse el proyecto de ley de Yasky, aplicaría a personal del ámbito público y privado, y hasta a las organizaciones sin fines de lucro, fundaciones y organizaciones no gubernamentales, pero no afecta a los negocios o empresas familiares. 

La posición del gobierno argentino

Matías Kulfas, actual ministro de Desarrollo Productivo, trató de explicar cuáles son los motivos por los que considera "imposible" pensar en instalar la reducción de la jornada laboral en la Argentina, en línea con el debate que se da en buena parte de los países desarrollados respecto a nuevas modalidades de trabajo.

Kulfas declaró a la radio Futurock que "hay que ser cuidadosos con ese tema porque en los países donde ha habido avances en este sentido son países desarrollados y en general han incorporado un esquema de reducción proporcional del salario, porque estamos hablando de países donde el mercado laboral está muy desarrollado".

El ministro remarcó que en esos países "los salarios son buenos, entonces hay un planteo de que trabajen un poquito menos para que puedan trabajar todos y al mismo tiempo haya una vida más plácida donde haya más horas para el ocio y el esparcimiento". 

Teniendo en cuenta que esa "no es la realidad que está viviendo" el país, con una crisis de ingresos en la que se pelea para que no estén por debajo de la inflación, "es imposible plantear una reducción de la jornada laboral con reducción del ingreso". 

Kulfas no cree que sea hora de implementar esta metodología aún en Argentina

"Hay que ser cuidadosos, me parece que hoy la agenda que tenemos en Argentina es la de la recuperación del trabajo que venía muy golpeado y estamos en una recuperación muy importante", remarcó.

Al ser cuestionado sobre la gran cantidad de horas que se trabaja en el país, el funcionario aseguró que "la jornada laboral en la Argentina es una jornada estándar" y que no ve "que sea una jornada más larga que en otros países". A su vez, explicó que el Gobierno planteó una alternativa relativa a las horas extra: "les planteamos a las empresas que preferimos que se incorpore más personal antes que se implementen horas extras". 

Productividad

Para muchos la semana laboral de 4 días (sin recorte alguno en el salario) puede parecer una utopía, pero lo cierto es que esta fórmula no sólo espolea el bienestar de los empleados sino que obra también un efecto balsámico en su productividad.

Así se desprende de un estudio llevado a cabo en Islandia a largo de 4 años por el «think tank» británico Autonomy. En su investigación los autores pusieron bajo la lupa a 2.500 empleados que redujeron su jornada laboral a 35 o 36 horas semanales. Y en ellos se apreció un notabilísimo incremento de su bienestar en todo tipo de indicadores, desde el estrés percibido al síndrome de «burnout» pasando por la salud y la conciliación de vida laboral y personal. 

Simultáneamente la productividad de los trabajadores permaneció inalterable o en su defecto pegó el estirón en la mayor parte de entornos laborales examinados. Los participantes en el estudio desempeñaban su trabajo en todo tipo de lugares: hospitales, oficinas, guarderías u oficinas de servicios sociales. 

El experimento, propulsado para varios sindicatos y asociaciones en favor de la jornada laboral 4 días, contó con el apoyo del Ayuntamiento de Reikiavik y el Gobierno nacional de Islandia.

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