WeCompany, la firma matriz de WeWork y quien aspiraba a tener una valoración de u$s47.000 millones al aterrizar en Wall Street, anunció que retrasará su salida a la Bolsa, por lo menos hasta fin de año.

La startup de alquiler de oficinas "de moda" en Estados Unidos no logró mantener su vorágine inicial previa a la salida, a tal punto de retrasarlo.

De esta forma, la salida se demoró hasta fin de año con el objetivo de ganar la confianza de los inversores, quienes, luego de 9 años seguidos de crecimiento, se enfrentaron con un recorte de expectativas y una caída del 50% de su valoración inicial.

¿Por qué sucedió esto? Por un motivo clave: la rentabilidad. Tal como le sucede a Uber, la empresa dirigida por Adam Neumann se chocó contra una barrera que no puede superar.

A pesar de tener casi 10 años en el mercado, WeWork todavía no genera suficiente dinero como para cubrir sus costos. Si bien su negocio está basado en la reforma de oficinas, alquiler de espacios y generar un ecosistema de trabajo innovador, los expertos aseguran que los precios que manejan son inviables para llegar al punto de quiebre y para que comience a dar beneficios.

Como explica The Guardian, John Colley, decano asociado de Warwick Business School y experto en OPI, los precios de WeWork "están demasiado subvencionados para atraer a los clientes provocando que estos no den beneficios" y encima la flexibilidad que dan para mudanzas y cambios de contratos hace que "no haya razones sólidas para ser leales a la empresa".

Actualmente, la empresa sobrevive por la constante inyección por parte de los inversores, quienes están retraídos por los problemas de Uber y Lyft por salir a bolsa. 

En el último año, WeCompany perdió u$s 1.900 millones después de facturar 1.8 millones. Esto significa que en ese periodo de tiempo ha estado gastando 2 dólares por cada dólar que generaba. Y lo peor es que salvo la subida de precios, la empresa no da una solución clara sobre cómo va a revertir la situación.

Sin embargo, la empresa crece a ritmo acelerado: con 527.000 empleados a nivel global, 528 ubicaciones y 169 oficinas en camino, la empresa consolida un crecimiento del 90% durante este año.

Por ahora, todo esto lo está pagando el inversor japonés Softbank, quien está sumamente preocupado por el desarrollo de la empresa. De momento el plazo acaba a finales de año, instante en se decidirá el futuro sobre WeWork, apoyada por Softbank, y si consigue dar la vuelta a la situación. 

Si no lo consigue, la 'startup' puede pasar de símbolo a fracaso ya que necesita sacar unos 3.000 millones de dólares de este llegada a la Bolsa para que los bancos le entreguen los 6.000 millones de crédito que ya tienen concedido y que necesitan para afrontar todos sus gastos.

Te puede interesar