La esperada Ley Básica de Activos Digitales (DABA) de Corea del Sur enfrenta un nuevo estancamiento. Lo que debía ser el marco integral para una de las economías cripto más activas de Asia se ha convertido en un campo de batalla regulatorio. El punto de conflicto: quién tiene derecho a emitir stablecoins vinculadas al won surcoreano.

La postura del Banco Central: "Solo bancos"

El Banco de Corea mantiene una posición conservadora y estricta. La institución sostiene que la estabilidad monetaria solo puede garantizarse si los emisores de stablecoins son bancos tradicionales con una participación mayoritaria mínima del 51%.

Para el organismo, los bancos ya cuentan con la solvencia y los protocolos antilavado necesarios para mitigar riesgos sistémicos. Según su visión, permitir que actores no bancarios emitan estos activos introduciría vulnerabilidades difíciles de supervisar bajo las normas actuales.

La visión del regulador: Innovación y Competencia

En la vereda opuesta, la Comisión de Servicios Financieros (FSC) advierte que una restricción tan severa anularía la innovación.

El organismo regulador señala que:

El impacto en las stablecoins extranjeras (USDC y USDT)

El borrador de la ley también pone la lupa sobre los emisores globales.

Para que tokens como USDC (Circle) puedan utilizarse de forma regulada en Corea del Sur, las empresas extranjeras deberán cumplir con dos requisitos:

¿Cuándo entrará en vigencia?

Debido a estos desacuerdos, la votación del proyecto se pospuso, como mínimo, hasta enero. Los expertos estiman que la implementación completa no llegará antes de 2026.

Este retraso es significativo: Corea del Sur mantuvo una prohibición estricta sobre las criptomonedas durante casi una década y este giro hacia la regulación es observado de cerca por el resto de los países asiáticos y los mercados emergentes, que buscan un equilibrio entre seguridad financiera y progreso tecnológico

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