En el contexto actual, la confianza es un elemento determinante y que singulariza a las marcas y a las empresas frente a su competencia
29.07.2019 • 11:57hs • Marketing psicológico
Marketing psicológico
¿Cómo funciona la neurociencia que hace que el cerebro "confíe" en las marcas?
La confianza es fundamental para las empresas, muchas han asumido que tienen que lograr que los consumidores confíen en ellas y que la confianza es un valor cada vez más poderoso y determinante en el consumo.
A lo largo de los años, los estudios han demostrado el poder de la transparencia para establecer esas relaciones, pero también el poder que las recomendaciones de los demás genera en que podamos confiar más en las marcas o el potencial que tiene que una marca sea local a la hora de ganarse nuestro visto bueno.
Pero, por supuesto, la confianza también puede leerse con la neurociencia para comprender mejor los mecanismos que hacen que se confíe o no en algo. En un análisis reciente que publica Harvard Business Review nuestro cerebro usa dos mecanismos para generar confianza. El primero está vinculado a la corteza cerebral y permite al cerebro humano hacer un trabajo de trasposición. Ponerse en los zapatos de otras personas y teorizar que harán, comprender cómo se van a mover y cómo van a reaccionar hace que confiemos.
El segundo gran mecanismo está vinculado a la empatía. Cuando compartimos las emociones con alguien y logramos comprenderlas, nuestro cerebro libera oxitocina y absorbemos la información que esa persona, marca o lo que sea está "liberando".
En conclusión, el análisis considera que para confiar en algo o alguien que no conocemos, el cerebro humano se adelanta a lo que hará y por qué para intentar determinar si confiar o no en ello pero también usa la intuición, lo que el compartir la carga emocional de ese algo o alguien nos dice.
Por supuesto, en estos mecanismos hay también variantes y zonas grises. Así, el miedo funciona muy bien en el corto plazo, pero no lo hace a largo. Por ejemplo: un jefe que mete miedo y amenaza logra resultados las primeras veces, pero luego consigue que sus trabajadores intenten pasar desapercibidos. Para las marcas es posible obtener resultados la primera vez que se apela al miedo entre los consumidores pero es posible que no funcione eternamente. Algo parecido ocurre con las tácticas de dominio, que además hacen daño a quienes están al otro lado.