Bank of America (BofA) realizó un cambio de rumbo significativo en su estrategia de inversión, al permitir que sus clientes de gestión patrimonial destinen entre 1% y 4% de sus portafolios a criptomonedas.
Este cambio se aplica a clientes de sus plataformas Merrill, Bank of America Private Bank y Merrill Edge.
Hasta ahora, los asesores del banco no podían recomendar criptoactivos a menos que el cliente lo solicitara expresamente; con la nueva pauta, esa restricción desaparece.
A partir de ahora, el banco sugiere una exposición de entre 1% y 4% del portafolio total en criptomonedas, siempre que el inversor esté dispuesto a asumir la alta volatilidad que conllevan estos activos.
En paralelo, a partir del 5 de enero de 2026, BofA comenzará a cubrir formalmente cuatro ETF de Bitcoin al contado como Bitwise Bitcoin ETF (BITB), Fidelity Wise Origin Bitcoin Fund (FBTC), Grayscale Bitcoin Mini Trust (BTC) y iShares Bitcoin Trust (IBIT).
Por otro lado, la decisión marca un giro para BofA, que hasta ahora mantenía reservas sobre criptoactivos, ya que con esta movida, se alinea con otras grandes instituciones financieras que ya permiten o promueven una mínima exposición a criptomonedas.
Implicancias para el mercado y para inversores
El cambio de BofA confirma lo que muchos en el sector sospechaban, que los criptoactivos dejaron de ser vistos como un experimento marginal.
Al permitir una asignación regulada y moderada, el banco reconoce que las criptomonedas pueden constituir un componente válido dentro de carteras diversificadas, especialmente si se usan con prudencia.
Para inversores con perfil conservador o moderado, la franja entre el 1% y el 4% representa una forma de "exposición medida", aunque suficiente para beneficiarse de un eventual repunte sin comprometer la estabilidad del resto de la cartera.
Sin embargo, para quienes toleran más riesgo, los ETF ofrecen una vía regulada, con custodia institucional, transparencia y menor fricción que la compra directa.
En un contexto de creciente institucionalización de cripto, reflejado también en movimientos similares de firmas como Vanguard y otras grandes gestoras, esta decisión podría incentivar un flujo sostenido de capital hacia activos digitales.
La movida de BofA se enmarca en una tendencia más amplia, ya que varias grandes instituciones financieras están comenzando a integrar criptoactivos de forma regulada y estructurada.