El sistema financiero atraviesa un fenómeno que rompe intuiciones. Sucede que mientras el tipo de cambio mostró semanas de relativa estabilidad y la presión dolarizadora perdió intensidad, los depósitos en moneda extranjera siguieron escalando. Y no solo crecieron, marcaron un máximo sin antecedentes en la historia bancaria argentina.

Los datos más recientes del Banco Central muestran que los depósitos privados en dólares llegaron a u$s35.540 millones, un récord absoluto para personas y empresas. Solo en los últimos diez días ingresaron u$s500 millones adicionales, una dinámica que sorprendió incluso a bancos de primera línea.

Las razones detrás de una dolarización en ascenso

Detrás del número conviven varios motores. Según estimaciones del sector, el 60% de los fondos corresponde a ahorristas y el 40% restante a firmas que, en un contexto de mayor acceso al financiamiento internacional, colocaron deuda y canalizaron divisas hacia el sistema local. Muchos de esos dólares terminan en cuentas a la vista, que hoy concentran u$s27.185 millones, pese a no pagar un centavo de interés.

"Esa liquidez ociosa queda expuesta a la inflación estadounidense (cerca del 3% anual) y, en términos reales, se erosiona aunque no haya sobresaltos en el mercado cambiario argentino", recuerda a iProUP el economista Ignacio Perotti.

Otro u$s7.900 millones está colocado en plazos fijos en dólares, que en promedio rinden 2,21% anual, aunque algunos bancos ya ofrecen tasas más agresivas. El Banco Nación, por ejemplo, paga 5% a doce meses, un rendimiento que supera incluso al bono del Tesoro de Estados Unidos, que ronda el 4%.

El contraste es fuerte si se recuerda que, a comienzos de año, los plazos fijos en dólares apenas remuneraban 0,42% anual.

El giro comenzó en abril, cuando el fin del cepo para personas físicas desató una dolarización masiva de carteras. Entre abril y septiembre, los individuos compraron más de u$s24.000 millones, una cifra que el propio Banco Central describió como "sin precedentes".

"Buena parte de ese flujo terminó en el dólar MEP como una forma de "rulo financiero", ya que las empresas aprovecharon la liquidez de los particulares para esquivar restricciones cambiarias", comenta Perotti.

El especialista detalla que la relación entre compras de divisas y depósitos no fue lineal: "solo la mitad de los dólares adquiridos por los ahorristas quedó dentro del sistema. El resto se atesoró por fuera o alimentó circuitos paralelos".

Qué dicen desde los bancos

Los bancos ofrecen explicaciones adicionales. Aseguran que creció la cantidad de clientes que mantiene dólares en cuenta para gastos específicos (como la compra de automóviles o turismo internacional) y también aparecieron sectores que comenzaron a recibir una parte de su facturación directamente en moneda dura.

La foto final muestra que casi 35% de todos los depósitos del sistema están dolarizados, uno de los niveles más altos desde el cambio de Gobierno. Antes de las elecciones, el ministro de Economía, Luis Caputo, sostuvo que ese proceso debía revertirse tras el resultado electoral, ya que empresas y familias necesitarían pesos para los gastos de fin de año.

Incluso proyectó que un proceso de desdolarización de esta magnitud podría presionar a la baja el tipo de cambio entre 10% y 20%.

Por ahora, el escenario avanza en sentido contrario. El récord en depósitos en dólares refleja una mezcla de cautela, oportunidad financiera y cambio estructural en los flujos corporativos. También envía un mensaje claro: aun sin turbulencias evidentes, la economía sigue moviéndose con una lógica en la que el dólar mantiene un rol dominante para ahorrar, operar y planificar.

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