En apenas cinco años, Latinoamérica pasó de ser un terreno experimental a convertirse en uno de los focos más intensos de adopción cripto a nivel global.

Las cifras ya no dejan margen para interpretar este movimiento como moda pasajera: las transferencias realizadas vía exchanges centralizados saltaron de u$s3.000 millones en 2021 a u$s27.000 millones en 2024.

Pero detrás de esos números hay algo más profundo, incluso. Las criptomonedas dejaron de ser la "apuesta especulativa" que muchos imaginaban y se transformaron en una herramienta de uso cotidiano.

En una región marcada por inflación crónica, inestabilidad cambiaria y sistemas financieros lentos, millones de personas encontraron en el ecosistema cripto un atajo hacia operaciones más rápidas, baratas y previsibles.

El impacto de las remesas en un mercado que se reconfigura

El motor silencioso de esta transformación fueron las remesas, que superaron los u$s160.000 millones en 2024 y hoy concentran un porcentaje creciente de las operaciones cripto de la región.

Las razones bien podrían caer de maduro, ya que mientras los métodos tradicionales cargan tarifas que pueden alcanzar u$s65 por envío y demoras de varios días, las stablecoins permiten mover valor casi en tiempo real, con costos mínimos y sin depender de bancos o puntos físicos de retiro.

Este cambio no solo alivió la economía de millones de familias. También empujó una migración masiva hacia billeteras digitales y plataformas que hoy funcionan como el nuevo estándar financiero regional.

USDT y USDC ya representan cerca del 90% de las transacciones en exchanges latinoamericanos, y su uso cotidiano refuerza una convicción extendida: el dólar digital es más estable y accesible que la moneda local.

El salto hacia stablecoins vino acompañado de otra revolución: la adopción acelerada de wallets en manos de jugadores gigantes. Mercado Libre y Nubank consolidaron su posición como proveedores de servicios fintech integrados, mientras plataformas como Bitso, Strike y Coinbase ganaron terreno gracias a experiencias simples y eficientes.

Bitso, por ejemplo, procesó más del 10% de todas las remesas entre Estados Unidos y México en 2024, un dato que evidencia cómo los usuarios dejaron de necesitar conocimiento técnico para operar con cripto: simplemente quieren que el dinero llegue rápido, barato y sin fricción.

Bitcoin vuelve al centro de la escena

Aunque las stablecoins dominan la actividad diaria, su adopción masiva abrió una puerta inesperada: más usuarios comenzaron a operar con Bitcoin, impulsando el volumen de trading y fortaleciendo su rol como reserva de valor regional.

Entre enero y mayo de 2025, Latinoamérica movió u$s16.200 millones en trading cripto, un salto del 42% respecto al año anterior. Y dentro de ese universo, Bitcoin volvió a consolidarse como la segunda moneda más negociada de la región, solo detrás de las stablecoins.

El informe Crypto Landscape in Latin America – First Half of 2025, de Bitso, ofrece un dato contundente: BTC representa el 54% de los portafolios de los usuarios latinoamericanos.

La narrativa del "oro digital" ya no es teórica: la tenencia de Bitcoin crece porque los usuarios eligen guardarlo, no gastarlo, mientras bancos, gestores institucionales y gobiernos comienzan a incorporarlo a su estrategia de diversificación.

La aparición de fondos cotizados (ETF) de Bitcoin en mercados regionales agrega volumen y legitimidad a un proceso que parece recién comenzar.

Instituciones y alianzas: el nuevo mapa de pagos

El auge de las remesas cripto captó la atención de bancos, procesadores y compañías tradicionales, que ya operan con stablecoins para acelerar liquidaciones transfronterizas.

Según datos recientes, el 71% de las instituciones financieras de la región ya utiliza activos digitales para reducir costos y tiempos en sus operaciones.

El caso más emblemático es Félix Pago, que decidió reemplazar SWIFT por stablecoins para procesar todas sus transacciones internacionales. El resultado se tradujo en tarifas 40% más bajas y mayor rentabilidad, con un servicio que funciona directamente desde WhatsApp y elimina cualquier complejidad técnica para el usuario.

Este tipo de soluciones demuestra cómo la infraestructura cripto está penetrando en capas profundas del sistema financiero, empujando a los bancos a replantear estrategias y buscar socios tecnológicos para no quedarse atrás.

Regulación y DeFi: el salto que redefine al sistema financiero

La expansión del uso de remesas cripto también está acelerando cambios regulatorios. Gobiernos y bancos centrales ya entienden que el crecimiento del ecosistema digital no puede seguir siendo observado desde la tribuna.

La región avanza hacia marcos normativos más ágiles, con iniciativas como la alianza entre El Salvador y Bolivia, que apunta a integrar infraestructura blockchain en sistemas estatales y bancarios.

En paralelo, el avance de las finanzas descentralizadas (DeFi) ofrece alternativas reales para préstamos, créditos y trading sin intermediarios. Esta combinación (estabilidad vía stablecoins, crecimiento institucional y un ecosistema DeFi más maduro) está redefiniendo el mapa financiero latinoamericano.

Para Fabián Delgado, Business Development Manager en Bitfinex, el fenómeno no es solo económico sino social: "Las remesas muestran que los activos digitales no son una alternativa exótica, sino una forma superior, más eficiente e inclusiva de mover valor. Es la prueba de que las criptomonedas están resolviendo problemas reales y empoderando a millones de personas desatendidas por las finanzas tradicionales".

La región vive hoy un cambio estructural: las criptomonedas dejaron de ser nicho y se convirtieron en infraestructura. Las remesas fueron el catalizador, pero el impacto se extendió hacia wallets, trading, instituciones y gobiernos. Latinoamérica, una vez rezagada en innovación financiera, ahora opera como su laboratorio global. Y todo indica que la ola recién está empezando.

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