La escena parece salida de una distopía digital: una mujer embarazada sostiene su teléfono, enfoca a su madre y graba apenas tres minutos de video. Semanas después, ya sin ella, abre una app y vuelve a hablarle. La "madre" responde con su voz, sus gestos, sus recuerdos. El nieto por nacer ya tiene una abuela digital.
Esto no es un episodio nuevo de Black Mirror. Es 2Wai, la aplicación que desembarcó en la App Store y encendió uno de los debates éticos y tecnológicos más fuertes del año.
La startup, con sede en Los Ángeles y financiada con u$s5 millones por familiares y amigos del actor canadiense Calum Worthy (exestrella de Disney), ofrece una promesa tan seductora como perturbadora: crear "HoloAvatares" de personas fallecidas, capaces de conversar, recordar y adaptarse como si siguieran vivas.
Su lanzamiento se viralizó en cuestión de horas, acumulando más de 4 millones de visualizaciones en X y desatando una tormenta de comentarios, discusiones y comparaciones directas con la ficción futurista de Charlie Brooker.
Una tecnología que estira el límite entre memoria y presencia
El corazón de la propuesta es simple: grabar al familiar durante tres minutos y dejar que la app procese la información para generar un avatar hiperrealista. "La herramienta imita la apariencia, la voz y lo que la empresa define como patrones de memoria, construidos a partir de datos del usuario", detalla a iProUP el experto en tecnología Federico Martínez.
La ambición del proyecto la resume Worthy en una frase: "Queremos crear un archivo viviente de la humanidad. ¿Y si las personas que perdimos pudieran seguir siendo parte de nuestro futuro?".
La pregunta funciona como eslogan y como declaración filosófica. 2Wai se posiciona en un territorio donde las grandes tecnológicas todavía avanzan con cautela: el de la inmortalidad digital, una industria en gestación alimentada por IA generativa, modelos de voz, reconstrucción facial y motores de interacción cada vez más sofisticados.
Reacciones viscerales: de la fascinación al rechazo absoluto
El lanzamiento generó un nivel de repudio público poco habitual para una app recién salida. "Esto es lo más perverso que vi", "repugnante", "pésima idea", "demoníaca". Los comentarios se repitieron con un tono casi unánime entre quienes advirtieron que 2Wai podría causar daños profundos en personas en duelo.
Varios usuarios señalaron un riesgo que preocupa a psicólogos y expertos: la creación de vínculos emocionales duraderos con versiones artificiales de familiares muertos, un proceso que podría distorsionar la aceptación de la pérdida o incluso generar dependencia emocional.
La comparación con Black Mirror fue inmediata. En particular, con el episodio "Be Right Back", en el que una mujer recrea digitalmente a su pareja fallecida y termina conviviendo con su réplica androide. Aquella ficción, que en 2013 parecía exagerada, hoy funciona como referencia casi documental del debate real. El episodio, sin ánimo de spoilers, termina de una forma que no le hace publicidad positiva a esta nueva app.
Un mercado en expansión que deja preguntas sin respuesta
La primera versión de 2Wai es solo software, pero su propia publicidad plantea un futuro donde los avatares podrían tomar forma física. "Ese horizonte no es imaginación: avances recientes en robótica, modelos 3D y síntesis de voz muestran un ecosistema maduro para que estas experiencias evolucionen hacia cuerpos artificiales", subraya Federico Martínez.
La app tampoco es la primera de su tipo. En los últimos años aparecieron varias plataformas que utilizan IA para recrear voces e imágenes de personas fallecidas. Pero ninguna había alcanzado la mezcla de masividad, polémica y impacto emocional que logró 2Wai en cuestión de días.
El negocio detrás también es claro: la aplicación se puede descargar gratis en iPhone y llegará pronto a Android, pero ofrece funciones premium mediante suscripciones. Esa lógica abre un interrogante incómodo: ¿es ético monetizar el dolor y la memoria bajo la forma de un servicio tecnológico?
¿Innovación inevitable o comercialización del duelo?
La explosión de la IA generativa convirtió en realidad muchos escenarios que la ciencia ficción había anticipado durante décadas. Conversar con los muertos, al menos en sentido superficial, ya no es una metáfora. Es una app con botones brillantes, un plan premium y marketing emocional.
La pregunta que hoy domina el debate no es tecnológica sino humana: ¿estamos preparados para que la IA se convierta en intermediaria entre la memoria y el afecto? Para algunos, 2Wai es un avance natural en la preservación digital de la identidad. Para otros, una línea roja que convierte el duelo en simulación y el recuerdo en una especie de suscripción sentimental.
Mientras la aplicación gana usuarios y detractores casi en igual proporción, lo único claro es que abrió un capítulo decisivo en la discusión sobre IA, vínculos, privacidad y muerte. Y ese es un territorio donde ninguna startup, por más inversión y marketing que tenga, puede avanzar sin confrontar los dilemas éticos más profundos de esta era tecnológica.