Las acciones de empresas tecnológicas y cripto recibieron un fuerte impulso el miércoles pasado tras los sorprendentes resultados del tercer trimestre (Q3) de Nvidia.
Los mismos superaron ampliamente las expectativas del mercado y mitigaron los temores sobre una posible burbuja de inteligencia artificial (IA).
Nvidia marca un hito
El gigante de los semiconductores reportó ingresos por u$s57.000 millones en el trimestre cerrado el 26 de octubre, lo que representa un crecimiento del 62% interanual y supera la previsión de Wall Street, estimada en u$s54.700 millones.
En paralelo, Nvidia registró un beneficio neto de u$s31.900 millones, un salto del 65% respecto al mismo período del año pasado y además, la compañía dio una guía para el cuarto trimestre (Q4) de u$s65.000 millones, por encima de lo que esperaba el mercado, lo que sugiere que la demanda por sus soluciones de IA sigue muy vigorosa.
Tras estos resultados, las acciones de Nvidia subieron más del 5% en el after-hours, alcanzando los u$s196 por acción, luego de un cierre regular en u$s186,52.
Pero no fue lo único, los mercados cripto también se vieron beneficiados, compañías como Coinbase (COIN), Strategy (MSTR) y Circle Internet Group (CRCL) experimentaron subidas tras finalizar la sesión regular en rojo.
Incluso el exchange Bullish (BLSH), que había cerrado la jornada con una baja del 3,7%, avanzó un 1% en las operaciones posteriores gracias a los datos positivos.
Efecto sobre Bitcoin y Ether
La ola de optimismo también se trasladó a las criptomonedas, ya que Bitcoin (BTC), que había caído por debajo de los u$s89.000 en las horas previas, se recuperó hasta cerca de los u$s91.500 tras conocerse los resultados de Nvidia.
Por su parte, Ethereum (ETH), que había bajado hasta los u$s2.873, volvió a subir por encima de los u$s3.000, según los datos de CoinGecko.
Los resultados de Nvidia no solo marcan un punto alto para la propia empresa, sino que pueden ser un catalizador más amplio para todo el sector tecnológico y cripto.
Si la demanda de IA sigue escalando, podría respaldar inversiones más agresivas en infraestructura, y eso podría beneficiar especialmente a empresas que operan en la intersección entre cripto y computación avanzada.
Sin embargo, no falta quien advierte que el optimismo no es garantía de estabilidad: los ciclos tecnológicos pueden ser volátiles, y depender demasiado de una narrativa de "IA imparable" conlleva riesgos.