El 86% de los profesionales legales en América Latina cree que la IA tendrá un impacto alto o transformacional en su profesión en los próximos cinco años. Pero cuando se les pregunta cuánto cambio esperan ver dentro de su propio estudio este año, ese número cae a apenas 35%.

Estos datos, provenientes del informe Future of Professionals 2025 de Thomson Reuters, con respuestas de directivos, socios, asociados y abogados de 53 países, revelan una clara desconexión entre las expectativas generales y los cambios reales inminentes.

Esta brecha es una señal para quienes lideran, porque no actuar puede traducirse en pérdida de talento clave y un peligroso rezago competitivo.

La paradoja es que América Latina lidera en expectativas, pero no en inversión. Las firmas de la región se sienten limitadas en su capacidad de invertir en tecnología de IA, aunque sus profesionales la están adoptando de manera individual con mayor rapidez que en otras geografías.

Mientras las firmas del Reino Unido y Europa encabezan la inversión institucional, en nuestra región hay deseos de transformación sin infraestructura estratégica que la sostenga. 

Si no se cierra esa brecha entre adopción individual y estrategia institucional, los estudios no solo perderán competitividad, sino que corren el riesgo de perder a su mejor talento, que buscará entornos donde la tecnología potencie, y no limite, su desarrollo profesional.

Ya hay firmas en la región que están tomando la delantera. Un encuestado en el informe de una firma argentina declaró: "Estamos adaptando significativamente muchos de nuestros procesos de consulta y servicio al cliente para que sean gestionados por IA a través de dispositivos conectados (por ejemplo, programación de agendas, respuestas de correo electrónico, WhatsApp Business). También estamos desarrollando prompts cognitivos para la creación de planes y estrategias legales". 

Este no es un caso aislado, demuestra lo que está por venir, estudios que integran tecnología de manera deliberada y alineada con su estrategia de negocio.

Para que la adopción sea efectiva, debe ser estratégica. El informe revela que solo el 22% de las firmas legales tiene una estrategia de IA visible. Pero el dato clave es que el 71% de esas firmas ya está experimentando retorno de inversión. Más aún, los estudios con un plan claro apuntan a tener 1.7 veces más probabilidades de ver crecimiento en ingresos gracias a la IA, en comparación con aquellos que avanzan sin rumbo.

Desarrollar esa estrategia implica alinear la adopción de IA con los objetivos del negocio, establecer metas específicas, medibles, alcanzables, relevantes y con plazos definidos, priorizar pilotos de alto impacto y construir marcos de gobernanza sólidos.

Requiere invertir en talento y entrenamiento, porque la tecnología no reemplaza el juicio profesional, por el contrario, lo eleva, potencia y acelera. Y exige una estrategia de datos integral, que abarque información de clientes, el conocimiento interno y el trabajo legal acumulado.

IA de nivel profesional o riesgo reputacional

El contexto argentino ilustra esta dualidad. Por un lado, la Justicia bonaerense, más precisamente el Juzgado de Paz Letrado de Daireaux, dictó sentencia en un caso de alimentos y la notificó a través de un video generado por IA, enviado por WhatsApp, un hito en términos de accesibilidad y modernización.

Por el otro, la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario advirtió formalmente sobre el uso de IA en la elaboración de escritos, tras detectar que un letrado incluyó citas jurisprudenciales inexistentes, generadas por IA.

Dos caras de la misma moneda muestran la promesa de eficiencia y la amenaza de una adopción poco responsable. Estos casos son síntomas de un sector en transición, donde la tecnología avanza más rápido que las políticas y los marcos éticos.

No todas las herramientas de IA son iguales. Usar modelos genéricos, no entrenados en el dominio legal y sin entornos seguros, es un riesgo ético, legal y reputacional. Los profesionales del derecho manejan información sensible y confidencial. Necesitan herramientas entrenadas para el sector, con datos privados que nunca se utilicen para entrenar modelos generales y con seguridad de alto nivel.

La diferencia entre adoptar IA de manera responsable y hacerlo de forma desordenada recae en la existencia de una estrategia clara. Los estudios que entiendan esto primero, que inviertan en gobernanza, talento, datos y herramientas profesionales, lideraran la próxima década.

La IA no va a transformar el sector legal. Ya lo está haciendo. La pregunta que importa es, ¿tu estudio va a liderar ese cambio o va a intentar alcanzarlo desde atrás?

*Por Rodrigo Hermida, vicepresidente de Legal Professionals LatAm en Thomson Reuters

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