El crecimiento del crédito en la Argentina es uno de los ejes del Gobierno para reactivar la economía. Pero ese motor enfrenta un contexto que ya no se puede ignorar: la mora en préstamos y tarjetas que creció de forma significativa este año. 

Ante ese escenario, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) dará marcha atrás con una medida que impedía a bancos y fintech debitar automáticamente cuotas vencidas.

Pedro Inchauspe, director del BCRA, anticipó que en las próximas semanas se derogará la Comunicación A6909, vigente desde 2020, que restringía el uso del "DEBIN" (débito inmediato) para cobros automáticos de préstamos. 

"Estamos pensando en cambiarle el nombre. Es una herramienta para los préstamos. Si todo va bien, en menos de un mes vamos a sacar la norma, rehabilitando esta herramienta para cobrar el préstamo de manera digital para permitir llegar al crecimiento del crédito", precisó Inchauspe, durante el panel inaugural del Argentina Fintech Forum,

La urgencia por este cambio obedece a estadísticas que encendieron las alarmas. Según datos oficiales y de consultoras especializadas, el ratio de préstamos con problemas de pago en el sistema bancario llegó al 6,6% en agosto, un nivel no registrado en 17 años. En el caso de los créditos otorgados fuera del sistema bancario tradicional, la mora supera el 16%.

Para el BCRA y el sector fintech, la limitación del débito automático es un freno doble: por un lado reduce la eficacia del cobro digital, y por otro incide en el costo financiero y en la disposición a otorgar nuevos préstamos. Las fintech, por ejemplo, habían planteado que la imposibilidad de usar esta herramienta les generaba un riesgo mayor en sus carteras.

¿Por qué el BCRA quiere cambiar la norma?

De acuerdo con lo apuntado por los profesionales del rubro contactados por iProUP, la medida que se derogará obligaba a cada prestamista a pedir autorización expresa del cliente para usar el DEBIN como canal de cobro.

"En la práctica, eso limitaba los descuentos automáticos en cuenta y complicaba el repago de deudas cuando el cliente no operaba activamente con la entidad", apunta el contador Martín Pereyra.

El especialista justifica la implementación de lo que hoy parece un obstáculo: "su suspensión temporal en 2020 respondía al impacto de la pandemia sobre cuentas corrientes y una avalancha de desempleo".

Pero tras años de ajuste y con el crédito como variable presidencial, el organismo regulador considera que la herramienta debe volver para no entorpecer el flujo de financiamiento.

Vladimir Werning, vicepresidente del BCRA, ya había señalado que el congelamiento del crédito tanto en pesos como en dólares respondía también al "riesgo electoral" y a la falta de claridad macroeconómica.

Con la norma en retirada, el BCRA busca enviar una señal clara: "El crédito tiene que circular, pero también tiene que cobrarse", reconocen fuentes del sector.

Fintech, bancos y convergencia regulatoria

El foro también puso el foco en la convergencia entre bancos tradicionales y empresas fintech. El superintendente de entidades financieras del BCRA, Juan Curuchet, habló de un cambio de paradigma.

"Entendemos que quien tiene un rol muy importante en el sistema nacional de pagos… si tiene alguna dificultad técnica, o sea, económico-financiera, se afecta la economía nacional y la estabilidad del sistema. Esto va a estar llevando a reprogramar los equipos", explicó, precisando que se creó una nueva gerencia para supervisar ambos tipos de entidades.

"Ese nuevo marco regulatorio se cruza con la medida sobre cobros digitales", remarca Pereyra. Y agrega: "Bancos y billeteras virtuales operan ahora bajo reglas más parecidas, lo que debería reducir la mora y facilitar el flujo de crédito, especialmente para microempresas o consumidores que hoy están en zonas de mayor riesgo".

¿Qué implicará para hogares y empresas?

La rehabilitación del DEBIN implicará que, ante un incumplimiento, la entidad podrá debitar directamente de la cuenta del cliente la cuota vencida sin necesidad de nueva autorización.

Para muchos prestamistas, esto reduce drásticamente el riesgo de impago. Para el deudor, supone un recuperador más ágil y digital. En el contexto de una tasa de inflación elevada y salarios que no crecen al mismo ritmo, muchos hogares consideran el pago mínimo de tarjetas como "una segunda fuente de crédito". Esa dinámica calza en el alza de la mora observada.

El desafío ahora es que el cambio normativo no derive en un salto de castigos o embargos automáticos, sino en una mejor gestión de cartera que alivie el sistema financiero y permita una expansión del crédito sin elevar el riesgo sistémico. El BCRA lo sabe: "Queremos crédito sí, pero crédito sostenible", repiten fuentes del organismo.

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