La justicia española dio la razón al gobierno frente a la compañía Deliveroo, a través de una sentencia publicada hoy, que reconoce que los más de 500 trabajadores de la compañía de reparto son "falsos autónomos", luego de una larga contienda judicial entre la Seguridad Social y las plataformas digitales de reparto.El fallo, expedido por un juez de Madrid, tras el juicio celebrado el pasado 31 de mayo dio la razón a la Inspección de Trabajo y la Seguridad Social que denunciaba que los repartidores de esta compañía, conocidos como riders, y que habitualmente reparten en bicicleta, son asalariados y no autónomos, como argumenta la empresa.

La sentencia conocida hoy y que podrá ser apelada ante el Tribunal Superior de Justicia, sigue a la de otro tribunal español que a fines de junio dictaminó que los "riders" son empleados de la empresa y no autónomos, indicó la agencia EFE.

La Tesorería de la Seguridad Social reclama a la empresa Deliveroo el pago de 1,2 millones de euros en cotizaciones atrasadas.

Además, la sentencia considera "hechos probados" que la compañía de repartos evaluaba el rechazo de pedidos, a la hora de distribuir las horas disponibles a cada repartidor cuando había más de los que creía necesarios para esa franja.

Esto contradice una de las tesis de la empresa, que alega que no penaliza a los riders por rechazar pedidos.

El magistrado consideró también como elementos que indican que existía una relación laboral el que los repartidores tuvieran que dirigirse a un punto de referencia para recibir pedidos, que la empresa les entregara una mochila con su marca, instrucciones sobre la forma de trabajar y que si no tenían vehículos (motocicletas o bicicletas), les facilitaba el contacto con empresas de alquiler.

Tras conocer la sentencia, Deliveroo anunció que presentará un recurso porque considera que "no refleja la forma en que los riders colaboran con la compañía".

Sus responsables reclaman una reforma legal en España sobre el modelo laboral, que dé a los repartidores "más seguridad sin poner en peligro la flexibilidad".

La polémica y las protestas por las condiciones de trabajo de los repartidores de este sector -recordó la agencia EFE- se dispararon cuando uno de ellos murió atropellado el pasado mes de mayo en Barcelona mientras entregaba un pedido de la empresa Glovo, aunque ésta negó que estuviera inscripto como colaborador.

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