El mercado de las criptomonedas continúa surfeando un período de redefinición. Mientras Bitcoin intenta sostener el soporte psicológico de los u$s107.000, Ethereum (ETH) consolida un papel cada vez más estratégico en la nueva economía digital. No se trata solo de precios o especulación: es un cambio estructural que podría alterar la jerarquía del ecosistema cripto.
Tom Lee, cofundador de Fundstrat y presidente de BitMine Technologies, compara el momento actual con 1971, el año en que Estados Unidos abandonó el patrón oro. En aquella época, el metal parecía el refugio definitivo, pero fue Wall Street, con su ola de innovación financiera, quien terminó imponiendo al dólar como el nuevo centro del sistema global.
Lee sugiere que una dinámica similar podría repetirse: Bitcoin como el "oro digital" y Ethereum como la infraestructura sobre la que se construirá el nuevo Wall Street tokenizado.
"El dominio del dólar después de 1971 fue posible porque se crearon productos y mercados que multiplicaron su alcance. Esa misma oportunidad existe ahora para Ethereum, mientras el mundo financiero migra a la blockchain", sostiene Lee.
El "flippening" vuelve al centro del debate
La posibilidad de que Ethereum supere a Bitcoin en capitalización de mercado –concepto conocido como de flippening– vuelve a ganar fuerza. Hoy, la distancia es amplia: la capitalización de BTC ronda los u$s2,1 billones, mientras que ETH se mantiene cerca de u$s470.000 millones, según CoinMarketCap.
Pero los analistas advierten que la brecha puede acortarse si Ethereum continúa liderando en desarrollo y adopción institucional.
"En los primeros nueve meses de 2025, más de 16.000 nuevos desarrolladores se incorporaron al ecosistema de Ethereum, superando ampliamente a Solana y triplicando la cifra de Bitcoin", comenta a iProUP el analista financiero y tecnológico Alfredo Valle.
El apunte del especialista es un indicador clave: mientras BTC se posiciona como reserva de valor, ETH continúa siendo el espacio donde se construyen aplicaciones, protocolos DeFi y proyectos de tokenización de activos reales.
"El oro digital es Bitcoin; la infraestructura del futuro financiero es Ethereum", sintetiza Lee. "Así como el oro mantuvo su valor, pero las acciones dominaron el siglo XX, Bitcoin conservará su papel, pero Ethereum podría convertirse en el activo dominante de esta nueva era".
Por qué Ethereum puede ser el "motor" del sistema financiero tokenizado
El punto central de la tesis alcista sobre ETH está en la tokenización. El propio Lee y analistas entrevistados para este artículo, remarcan que el próximo gran salto del mercado no vendrá por una narrativa especulativa, sino por la migración de activos del mundo real al entorno blockchain.
"Ya es una realidad. Acciones, bonos, bienes raíces y hasta contratos de crédito están comenzando a registrarse en redes públicas o semi-permisadas", advierte Valle, quien asegura: "Ethereum, con su tecnología madura, escalabilidad creciente y un ecosistema DeFi robusto, aparece como la plataforma más preparada para absorber esa transición".
En la misma línea se pronuncia el programador fullstack Lautaro Bazán: "La llegada de actualizaciones como Danksharding y EIP-4844 promete reducir costos de transacción y mejorar la eficiencia de las redes de capa 2, reforzando su atractivo para instituciones financieras y emisores de activos digitales".
Otro aspecto no menor es la reciente integración de stablecoins respaldadas en dólares y proyectos de identidad digital también posiciona a Ethereum como la red sobre la que pueden asentarse futuras monedas digitales de bancos centrales (CBDC) o versiones tokenizadas del dólar, el euro y otras divisas.
Los números detrás de la predicción
Tom Lee no se limita a la teoría y proyecta:
- Un precio objetivo de u$s10.000 a u$s12.000 para Ethereum hacia finales de 2025. Es decir, entre el doble o triple del valor actual
- Un escenario más ambicioso de u$s60.000 por token hacia 2030, equivalente a un incremento superior al 1.500% al precio de hoy
Según el analista, si Bitcoin puede alcanzar entre u$s1,5 millones y u$s2,1 millones en el largo plazo, Ethereum puede acompañar ese crecimiento gracias a su rol como infraestructura de base.
Aunque algunos traders consideran estos objetivos "demasiado optimistas", los fundamentos son claros: la demanda institucional crece, la emisión neta de ETH se mantiene deflacionaria, y la red continúa generando ingresos récord por tarifas de uso.
Un ecosistema que se expande mientras el mercado se ajusta
En el corto plazo, el precio de Ethereum continuará ligado a la tendencia general del mercado. La volatilidad de Bitcoin y las tensiones macroeconómicas en Estados Unidos (sumadas al avance del oro como refugio) mantuvieron a ETH bajo presión en torno a los u$s3.700.
Sin embargo, los indicadores on-chain muestran una fuerte acumulación por parte de las "ballenas" (grandes tenedores de ETH) y un aumento sostenido en la actividad de staking, que ya supera los 32 millones de tokens bloqueados.
"Estas métricas apuntan a un sentimiento de largo plazo claramente alcista, especialmente si la Reserva Federal avanza con un ciclo de recortes de tasas, lo que aumentaría el apetito por activos de riesgo y criptomonedas", asegura a iProUP el analista de mercados Emiliano Luque.
Además, anticipa: "Para fin de año, ETH puede superar claramente la línea de los u$s5.000. Es probable que me quede corto".
Amén de precios, lo claro es que Ethereum nació como un experimento de contratos inteligentes. Hoy, diez años después, es el núcleo operativo de la economía descentralizada, donde convergen finanzas, identidad digital, juegos, arte y sistemas de gobernanza.
Su próxima gran apuesta (la tokenización masiva) puede redefinir no solo su precio, sino su relevancia estructural dentro del sistema financiero mundial. Si el siglo XXI termina replicando la historia de 1971, Bitcoin será el oro, pero Ethereum será Wall Street.