El mercado de criptomonedas vivió una jornada negra el 10 de octubre, cuando Bitcoin se desplomó por debajo de los u$s110.000, arrastrando consigo a todo el ecosistema digital.
La causa inmediata fue una nueva ronda de aranceles del 100% a las importaciones chinas, anunciada por el presidente estadounidense, Donald Trump, que agitó los mercados y disparó una ola de ventas masivas.
Pero detrás del desplome también se esconden causas estructurales: el exceso de apalancamiento, señales técnicas de agotamiento del ciclo alcista y un contexto macroeconómico cada vez más incierto.
En cuestión de horas, el valor total del mercado cripto perdió más de u$s250.000 millones, según datos de CoinGecko. Bitcoin cayó un 11% intradía y Ethereum retrocedió un 15%, mientras que Solana, XRP y Cardano se hundieron cerca de 20%.
Los analistas ya comparan este episodio con los colapsos de mayo de 2021 y junio de 2022, cuando las liquidaciones forzadas amplificaron caídas inicialmente moderadas.
Bitcoin: qué pasó con el derrumbe cripto
El anuncio de Trump, realizado a través de su cuenta de Truth Social y confirmado por la Casa Blanca, estableció un arancel del 100% sobre todas las importaciones provenientes de China a partir del 1° de noviembre, bajo el argumento "defender el empleo industrial estadounidense frente a prácticas desleales".
En los mercados, sin embargo, el mensaje se interpretó como el inicio de una nueva guerra comercial, capaz de tensionar las cadenas globales de suministro y frenar la recuperación postinflacionaria.
El impacto fue inmediato. Bitcoin, que venía operando en torno a los u$s122.000, cayó hasta u$s108.500 en menos de tres horas, perforando el soporte técnico clave de u$s110.000.
A nivel de análisis técnico, ese umbral coincidía con el promedio móvil de 100 días (MA100, por sus siglas en inglés Moving Average), lo que provocó una avalancha de órdenes automáticas de venta. Según datos de Coinglass, se liquidaron posiciones apalancadas por más de u$s7.000 millones en el conjunto del mercado, el volumen más alto desde el crash de marzo de 2023.
En el caso de Ethereum, la ruptura del soporte de u$s3.000 activó más de u$s235 millones en liquidaciones, mientras que Solana cayó desde u$s185 a u$s142. Los analistas de Coindesk Research señalaron que los fondos institucionales redujeron exposición mediante ventas programadas, agravando la presión bajista.
El patrón gráfico del Bitcoin en velas diarias muestra una formación de doble techo con máximos en u$s127.000 y u$s125.800, una figura clásica de agotamiento alcista. El índice RSI (indicador de fuerza relativa) descendió desde 68 a 39 puntos, confirmando un giro bajista, mientras que el MACD (indicador de convergencia/divergencia de medias móviles) cruzó a negativo, reforzando las señales de venta.
"Lo que vimos fue un colapso técnico amplificado por un shock geopolítico. El mercado estaba sobreextendido, con posiciones largas récord en derivados, y cualquier evento exógeno podía detonar un efecto dominó", explicó al medio Barron’s el analista James Lavelle, de Arcane Research.
A nivel fundamental, la situación macro también jugó su papel. La inflación en Estados Unidos se mantiene en un 3,7% interanual, mientras que los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años superaron el 4,8%, su nivel más alto desde 2007. En ese contexto, los inversores migraron hacia activos de menor riesgo, castigando especialmente a los de naturaleza especulativa como las criptomonedas.
Criptos a la baja
El derrumbe no solo borró en horas las ganancias de las últimas semanas, sino que reabrió el debate sobre la madurez estructural del mercado cripto. Si bien los fundamentos de adopción permanecen sólidos –la red Bitcoin mantiene más de 840 millones de transacciones históricas y los flujos hacia fondos cotizados (ETF) continúan positivos–, la volatilidad sigue siendo el talón de Aquiles del sistema.
Desde el punto de vista fundamental, la actividad on-chain de Bitcoin muestra señales de enfriamiento. El número de direcciones activas diarias cayó a 734.000, el nivel más bajo en tres meses, y el volumen total transferido en la red retrocedió un 18% respecto a septiembre.
A su vez, el índice MVRV (valor de mercado frente a valor realizado), que mide si los tenedores están en ganancia o pérdida, descendió a 1,42, sugiriendo que el mercado ya no está en fase de euforia.
En el caso de Ethereum, la situación es más compleja: la cantidad de ETH en staking –proceso mediante el cual los usuarios bloquean sus monedas para validar transacciones y obtener recompensas– alcanza 33,2 millones de unidades, equivalentes a más de u$s98.000 millones, pero los ingresos de los validadores han caído un 27% en el último mes por la menor demanda de gas.
Otro factor determinante es el comportamiento institucional. Los ETF de Bitcoin al contado, que en septiembre habían registrado inflows netos por u$s1.200 millones, pasaron a mostrar salidas semanales de u$s460 millones, según datos de BitMEX Research. Esta reversión coincide con el incremento de la volatilidad implícita (IV), que subió del 42% al 61% en los contratos de opciones de la Bolsa de Chicago.
Desde el punto de vista técnico, los analistas observan ahora tres niveles críticos:
- u$s105.000, donde pasa el soporte psicológico inmediato
- u$s98.500, equivalente al retroceso de Fibonacci del 38,2% desde el rally iniciado en enero
- u$s92.000, considerado el "último bastión" antes de confirmar un cambio de tendencia de mediano plazo
En el escenario alcista, una recuperación sostenida por encima de u$s114.000 podría dar lugar a un rebote hacia u$s120.000, siempre que el contexto macro no se deteriore. Sin embargo, el sentimiento del mercado es claramente pesimista: el Crypto Fear & Greed Index (índice de miedo y codicia) cayó de 63 (Greed) a 28 Fear) en apenas dos días.
Más allá de los gráficos y las métricas, este desplome expone una verdad incómoda: las criptomonedas ya no operan como un refugio alternativo frente al sistema financiero tradicional. Muy por el contrario, se mueven en sincronía con los activos de riesgo.
El anuncio arancelario de Trump provocó caídas simultáneas en los índices bursátiles –el Nasdaq retrocedió 3,2% y el S&P 500 cayó 2,8%– y el Bitcoin replicó el movimiento casi en espejo.
Esa correlación creciente indica que los grandes inversores ya no diferencian entre "tecnología" y "cripto" a la hora de ajustar riesgo. El Bitcoin, en ese sentido, se ha convertido en un activo financiero más, expuesto a los ciclos de liquidez y política monetaria.
Sin embargo, algunos estrategas ven en este episodio una buena noticia: la oportunidad de depurar el mercado. Es decir, purgar a los que están apalancados con movimientos especulativos de corto plazo para permitir que ingresen inversores con horizontes más prolongados.
De hecho, los fundamentos de largo plazo, como la escasez programada y la adopción institucional, todavía entusiasman con un ciclo alcista.
De hecho, reportes indican que los volúmenes de compra en Binance y Coinbase aumentaron 22% durante la caída, lo que sugiere que muchos inversores aprovecharon el derrumbe para acumular. Otra buena noticia: Bitcoin hoy está "barato" para quienes invierten a largo plazo.