El fuerte dominio de USD Coin (USDC) y Tether (USDT) en el mercado de monedas estables podría verse desafiado por un nuevo modelo basado en red que promete descentralizar la emisión y distribución de estos activos digitales.
Desde los inicios, las stablecoins se consolidaron como un pilar dentro de la economía digital, utilizada tanto en pares de intercambio como en pagos y garantías DeFi.
USDC y Tether son los que lideran ampliamente este sector. Según los datos de Token Terminal, la oferta de Tether superó los u$s200.000 millones, mientras que USDC mantiene más de u$s60.000 millones.
Su trayectoria, liquidez y las integraciones con múltiples plataformas de intercambio las convirtieron en los activos estables predilectos para operadores e instituciones.
A diferencia de los emisores tradicionales, que funcionan de forma centralizada, proyectos como USDG experimentan con un modelo descentralizado en red.
En este esquema, el control y las responsabilidades de las garantías se distribuyen entre los participantes, lo que reduce el riesgo de concentración y permite una adopción más amplia.
Dada la ventaja que tienen las criptomonedas tradicionales, los competidores deberán apoyarse en efectos de red, interoperabilidad e infraestructura descentralizada para consolidarse en el mercado.
Un nuevo modelo desafía a las stablecoins
Las monedas estables son esenciales para gran parte de la actividad dentro de la economía cripto, ya que funcionan como un punto de referencia confiable frente a la volatilidad de otros activos digitales.
Con el aumento de las regulaciones y la creciente competencia, la batalla entre monedas estables centralizadas y proyectos descentralizados podría determinar si el mercado se consolida aún más o evoluciona hacia un ecosistema multimodelo.
Por ahora, Tether y Circle siguen firmes al frente en el mercado, pero la expansión de proyectos basados en red podría generar cambios significativos en la dinámica de poder del sector durante la próxima década.
En este contexto, el futuro de las monedas estables dependerá de la capacidad de los nuevos proyectos para ganar adopción y confianza, así como de la respuesta de los líderes actuales frente a la innovación y la regulación.
La próxima década será clave para definir si el mercado se mantiene concentrado o da paso a un ecosistema más diverso y competitivo.