Coinbase proyecta que el mercado de las stablecoins alcanzaría los u$s1,2 billones en 2028, lo que podría tener un impacto directo en la liquidez global y en los rendimientos del Tesoro de Estados Unidos.

La reciente advertencia se suma a un debate creciente sobre cómo estos activos digitales podrían cambiar las reglas del juego en el sistema financiero internacional.

En su último informe, Coinbase Research estima que la capitalización de mercado de las stablecoins podría multiplicarse por más de cuatro en apenas tres años.

El cálculo surge de un modelo con 20.000 simulaciones de Monte Carlo, aplicado a un proceso estadístico autorregresivo (AR(1)), según explicó David Duong, Jefe de Investigación de la plataforma cripto.

Este crecimiento no solo reflejaría una adopción masiva de estos activos digitales, sino también su consolidación como actores clave en el sistema financiero global.

Actualmente, las stablecoins mueven cifras millonarias y representan alrededor del 75% del volumen institucional en el ecosistema cripto.

Presión sobre los rendimientos del Tesoro de Estados Unidos

Uno de los puntos más sensibles del informe es el impacto que este crecimiento tendría sobre los bonos del Tesoro estadounidense a corto plazo.

Según el modelo, una entrada de apenas u$s3.500 millones en stablecoins podría comprimir los rendimientos de los T-bills a 3 meses, utilizados como reservas por emisores como Circle y Tether.

Estos actores suelen comprar instrumentos del Tesoro con vencimientos cortos para asegurar liquidez y baja volatilidad.

Aunque el efecto sería transitorio, las implicancias estructurales podrían reconfigurar el acceso al crédito y las políticas monetarias en los próximos años.

Sin embargo, el Tesoro de EE.UU. tiene otra mirada: para el secretario Scott Bessent, el avance de las stablecoins podría incluso incrementar la demanda de bonos del Tesoro, en lugar de disminuirla.

Los efectos detrás del boom de las stablecoins

Aunque las proyecciones difieren según el actor. Mientras JPMorgan anticipa un crecimiento moderado —hasta los u$s500.000 millones hacia 2028—, debido a una adopción limitada fuera del ecosistema cripto y DeFi, otros creen que el futuro es mucho más ambicioso.

Standard Chartered y el propio Tesoro de EE.UU. estiman que el mercado de stablecoins podría alcanzar los u$s2 billones, gracias a la tokenización de activos y nuevas leyes regulatorias, como GENIUS.

La directora de operaciones de MEXC, Tracy Jin, va aún más allá y proyecta que ese umbral podría alcanzarse incluso antes, en 2026.

Aunque el crecimiento parece imparable, algunos gobiernos ya encienden alarmas.

El ministro de Economía de Italia, Giancarlo Giorgetti, advirtió sobre los riesgos para la soberanía monetaria europea, en un contexto donde las stablecoins podrían empezar a reemplazar monedas locales en ciertos sectores o regiones.

Lo cierto es que, más allá de cuál proyección se cumpla, las stablecoins ya se consolidaron como una parte integral del ecosistema financiero.

Su creciente uso en pagos, reservas y activos digitales deja en claro que el debate no es si crecerán, sino cuánto y a qué costo para las finanzas tradicionales.

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