La Reserva Federal de Estados Unidos decidió mantener su tasa de política monetaria en el rango de 4.25-4.5% en su reunión del 30 de julio de 2025, en línea con las expectativas del mercado y por quinta vez consecutiva.
"La decisión, sin embargo, resultó histórica por la votación dividida en el comité: por primera vez desde la época de Alan Greenspan, dos miembros -Michelle Bowman y Christopher Waller- votaron a favor de un recorte de 25 puntos básicos, manifestando su preocupación por el impacto limitado y transitorio de los aranceles sobre la inflación", explicaron a iProUP desde Balanz Research.
El resto de los miembros acompañó la postura de mantener la tasa, reflejando la cautela ante un escenario macroeconómico incierto y la persistencia de una inflación por encima del objetivo del 2%.
En el comunicado oficial, la Reserva Federal sostuvo que la actividad económica en Estados Unidos mostró cierta moderación en la primera mitad del año, afectada en parte por las variaciones en las exportaciones netas, aunque destacó la solidez del empleo y un bajo nivel de desempleo como contrapeso positivo.
Los analistas de Balanz Research interpretaron el tono del comunicado como más moderado que el de junio: la Fed admitió que la incertidumbre sigue elevada y que seguirá evaluando tanto los riesgos inflacionarios como los vinculados al crecimiento.
En ese sentido, el comité expresó que cualquier ajuste futuro en la tasa dependerá de la evolución de los datos y de los riesgos que enfrente la economía, una postura de "esperar y ver".
Divisiones internas y tensión política por las tasas de interés
El voto dividido dentro de la Reserva Federal refleja las crecientes discrepancias internas ante las presiones externas y el panorama económico mixto.
Tanto Waller como Bowman, cercanos a la actual administración Trump, sostienen que el endurecimiento monetario puede afectar la creación de empleo y que una baja moderada ayudaría a anticipar problemas, sin riesgos de alimentar una inflación sostenida.
Esta postura contrasta con la de la mayoría del comité, liderado por Jerome Powell, que pide paciencia y más datos antes de bajar tasas, debido al posible impacto retardado de los aranceles sobre los precios principalmente y la volatilidad global.
A nivel político, el presidente Donald Trump intensificó su presión pública sobre la Fed para que recorte restringido la tasa hasta el 1%, al argumentar que la política monetaria actual es "demasiado restrictiva y frena el crecimiento".
Powell y la mayoría del Comité mantuvo la independencia institucional frente a estos reclamos, y generó una polémica que podría escalar en los próximos meses ante la cercanía del ciclo electoral.
Economistas y operadores financieros destacaron que este nivel de disenso no se veía desde hace más de 30 años, y lo consideran una señal de que los debates internos serán más visibles y públicos en adelante.
Cómo reaccionaron los mercados tras la decisión de la Fed
La reacción de los mercados financieros fue moderada pero positiva, dado que la decisión de tasa estuvo en línea con lo anticipado por bancos y analistas.
Las tasas de los bonos del Tesoro estadounidense a dos años revirtieron las subas intradiarias apenas se conoció el comunicado de la Fed, mientras que el bono a 10 años operó en 4.34%, apenas 2 puntos básicos por encima de la apertura.
"El S&P 500 y el Nasdaq escalaron 0,25% y 0,5%, respectivamente en la jornada, reflejando alivio por la continuidad de la política monetaria y la expectativa de futuros recortes graduales", precisaron desde Balanz Research.
Los operadores siguen descontando que la Fed podría realizar dos recortes de 25 puntos básicos en lo que resta de 2025, con el primero esperado para octubre y el segundo en diciembre, especialmente si los próximos datos de inflación y empleo confirman la desaceleración de la economía.
El consenso en Wall Street y entre economistas es que la Fed se tomará el próximo bimestre para analizar dos informes más de empleo y precios, antes de considerar una baja de tasas significativa.
La política explícita de la Fed es actuar con datos y evitar movimientos abruptos que puedan poner en jaque tanto la estabilidad de precios como el ritmo de recuperación.
Perspectivas futuras y desafíos de la Reserva Federal
Entre los principales desafíos que enfrenta la Reserva Federal resaltan la vulnerabilidad ante choques comerciales, la presión política y la inflación que -aunque retrocede- se mantiene por encima del objetivo de largo plazo.
Los últimos datos oficiales marcan una inflación anual de 2,7% en julio, mientras que el desempleo sigue en torno al 4,1%, en niveles considerados saludables por el banco central.
El crecimiento económico, si bien robusto en el segundo trimestre, comenzó a mostrar signos de desaceleración, por lo que la Fed mantiene su predisposición a ajustar la política en ambos sentidos según lo requieran los riesgos de inflación o recesión.
Según el comunicado, el Comité comenzará monitoreando toda la información relevante -incluyendo el mercado laboral, los precios internacionales y las condiciones financieras- para definir sus próximos movimientos.
La expectativa de los mercados y analistas es que el ciclo de recortes recién comienza cuando la evidencia de enfriamiento sea concluyente y el impacto de los aranceles en los precios se revela efectivamente transitorio.
Mientras tanto, la Fed reforzó su mensaje de independencia y gradualismo, en un escenario internacional marcado por la volatilidad y la competencia de presiones económicas y políticas.