Robert Kiyosaki es una figura clave del universo financiero global. Su libro Padre rico, padre pobre marcó un antes y un después en la educación financiera de millones de personas, pero detrás de su popularidad también hay un modelo de negocios muy rentable.
El escritor y empresario estadounidense obtiene sus ingresos a través de múltiples vías. Una de las principales es su red de empresas propias o en las que tiene participación accionaria, como Rich Dad LLC, Whitney Information Network, Rich Dad Education y Rich Dad Academy.
A esto se suma un sistema de franquicias, donde terceros pueden usar su marca a cambio de una comisión, lo que le permite escalar su negocio a nivel global sin depender exclusivamente de sus propias operaciones.
Este esquema le permite diversificar fuentes de ingreso, monetizar su imagen y convertir su ideología financiera en una verdadera estructura corporativa. Kiyosaki también gana dinero mediante conferencias, venta de cursos, derechos de autor y asesorías.
Kiyosaki no solo vende educación financiera, también construyó una identidad basada en pronósticos y advertencias que lo colocan como un referente de perfil contracorriente. En los últimos meses, volvió a encender las alarmas: advirtió sobre el inminente estallido de la "mayor burbuja de deuda de la historia".
Según explicó, cuando esa burbuja explote, muchos inversores podrían perderlo todo si no están preparados. "¿Se acerca un colapso monetario global? ¿Serás más rico o más pobre cuando estalle la mayor burbuja de deuda de la historia?", escribió en redes sociales.
En este contexto, advirtió que los principales perdedores serán quienes inviertan en bonos y mantengan su dinero en efectivo. Para Kiyosaki, el dinero fiduciario es directamente "falso" y lo compara con "papel higiénico", asegurando que mantenerlo sin invertir es una receta para la bancarrota.
Su postura frente al colapso de las monedas tradicionales va de la mano con sus recomendaciones. Kiyosaki insiste en que los inversores deben apostar por activos tangibles: oro, plata y Bitcoin.
A su criterio, son los únicos instrumentos capaces de proteger el patrimonio frente a una crisis sistémica global.
No obstante, también admitió que tanto el oro como el Bitcoin se encuentran actualmente en niveles altos, por lo que prefiere esperar una corrección antes de seguir invirtiendo. En cambio, la plata es actualmente su activo preferido, y cree que su precio puede seguir escalando en el corto y mediano plazo.
En definitiva, Kiyosaki no solo predica con la palabra: lo hace con un modelo de negocio propio, diversificado y alineado con su discurso. Entre franquicias, inversiones personales y su presencia constante en redes y medios, construyó una marca millonaria basada en una única convicción: el conocimiento financiero es poder.