Nayib Armando Bukele Ortez, político y empresario de América Latina, ocupa la presidencia en El Salvador.
Su notoriedad se cimenta al ser el pionero global en respaldar oficialmente el uso de bitcoin.
Además, sobresale por combatir las pandillas a nivel nacional, gozando de considerable popularidad, a pesar de las polémicas que rodean su gobierno.
Nayib Bukele, nacido en San Salvador en 1981, es hijo de Olga Marina Ortez y Armando Bukele Kattán, influyente químico industrial. Descendiente de una familia palestina y criado en un entorno católico, Bukele Kattán fue líder de la comunidad árabe en El Salvador.
Bukele, creció junto a cuatro hermanos y pertenece a un extenso clan que desempeña roles destacados en el gobierno salvadoreño.
Su educación incluye la Escuela Panamericana y estudios universitarios en Ciencias Jurídicas, aunque no culminó su graduación.
Abandonó sus estudios para trabajar en las empresas familiares, dedicadas a la publicidad y propaganda política del Frente Farabundo Martí (FMLN). La familia Bukele también posee la distribuidora Yamaha Motors en El Salvador.
Para comprender la metamorfosis política de Nayib Bukele hasta la presidencia salvadoreña, es imperativo trazar su trayectoria.
Inicialmente afiliado al FMLN, partido de izquierda surgido en los turbulentos años 80, Bukele inició su carrera como alcalde de Nuevo Cuscatlán, donde destacó por mejoras significativas en educación, salud y vivienda, incluyendo becas universitarias para jóvenes locales.
Al retornar como alcalde de San Salvador en 2015 bajo la bandera del FMLN, su camino se vio abruptamente interrumpido en 2017 por divergencias internas que culminaron en su expulsión.
Desligado del partido, Bukele, con la visión de fundar Nuevas Ideas, enfrentó obstáculos y finalmente se unió a GANA para postularse como presidente en 2019.
Su estrategia fue exitosa, obteniendo la presidencia con el 50% de los votos y sin la necesidad de una segunda vuelta electoral. Este triunfo no solo marcó su ascenso como el 46avo presidente de El Salvador sino también la consolidación de una nueva era política en el país.
La gestión de Nayib Bukele en El Salvador ha sido una amalgama de éxitos y polémicas.
Su enfoque inicial en reducir la criminalidad y mejorar la economía del país ha mostrado resultados, aunque no exento de críticas por medidas consideradas autocráticas y cuestionamientos sobre corrupción.
En 2020, la polémica surgió cuando intentó obtener un préstamo para combatir pandillas, provocando una crisis política al ingresar al legislativo con soldados. El control legislativo favorable a Bukele en 2021 permitió destituir magistrados y el fiscal, facilitando la aprobación de leyes.
El "Plan de Control Territorial" impactó positivamente en la disminución de la tasa de homicidios, aunque enfrentó un repunte en 2022, llevando a medidas excepcionales.
A nivel económico, su gobierno pagó deudas y diversificó las reservas, destacando la adopción de bitcoin, estableciéndolo como el "presidente cripto" a nivel mundial.
El 5 de junio de 2021, Nayib Bukele introdujo la iniciativa para convertir a bitcoin en moneda de curso legal en El Salvador, una propuesta que la Asamblea Legislativa aprobó el 8 de junio del mismo año, entrando en vigor el 7 de septiembre.
Conocida como "La ley Bitcoin", esta legislación no solo legaliza el uso de bitcoin en transacciones cotidianas, sino que también permite la minería de bitcoin utilizando energía volcánica y la emisión de bonos vinculados al precio de esta criptomoneda.
El objetivo declarado por Bukele es diversificar la economía salvadoreña y atraer inversores extranjeros al ofrecer un ambiente propicio para las criptomonedas.
Además, busca contrarrestar la devaluación del dólar estadounidense, argumentando que la emisión descontrolada por parte de la Reserva Federal dificulta el uso del dólar como reserva de valor.
Esta medida ha generado controversias tanto a nivel nacional como internacional. Internamente, a pesar de los beneficios en turismo y las perspectivas económicas, la aceptación de bitcoin como moneda de curso legal ha enfrentado resistencia entre la población.
Externamente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) expresó preocupaciones y críticas, resaltando la incertidumbre que rodea a esta decisión.
Este domingo, los ciudadanos de El Salvador se embarcan en las elecciones cruciales que determinarán el futuro político del país hasta 2029. En el centro de la atención está Nayib Bukele, el actual presidente, conocido como el "presidente millennial", quien busca la reelección para un nuevo mandato.
Además de decidir al próximo mandatario, los votantes determinarán la configuración de la Asamblea Legislativa y el Parlamento Centroamericano (Parlacen). Destaca la reducción de curules a 60, una modificación implementada en junio de 2023.
Bukele, al mando de su partido Nuevas Ideas (NI), lidera las encuestas con un abrumador 90% de apoyo y una intención de voto del 70.9%, marcando una distancia sin precedentes con sus competidores.
Este intento de reelección es un fenómeno raro en la historia de El Salvador, siendo el último caso registrado durante la dictadura de Maximiliano Hernández Martínez, quien gobernó de 1931 a 1944.
Con Xavier Zablah Bukele, primo de Bukele, a la cabeza del partido Nuevas Ideas, se proyecta que mantendrán la mayoría en la Asamblea Legislativa, anticipando la obtención de 55 de las 60 diputaciones según los sondeos.
En la búsqueda de la reelección en El Salvador, Nayib Bukele enfrenta a los siguientes competidores:
Mientras Bukele busca la reelección, estos perfiles ofrecen una visión variada sobre el futuro político del país.
Con un respaldo del 90%, Nayib Bukele, presidente de 42 años y considerado el más popular de América Latina según Latinobarómetro 2023, encara su posible reelección.
Destacando la disminución de homicidios tras la detención de 75.000 pandilleros en 2022, sus medidas han generado controversias.
Alrededor de 7.000 liberados posteriormente y denuncias de arrestos arbitrarios y tortura levantaron críticas de derechos humanos.
Bukele, respondiendo, acusa a las organizaciones de "defender a los pandilleros".
A pesar de la polémica, su liderazgo ha trascendido fronteras, suscitando demandas de un enfoque similar en otros países para combatir la delincuencia.