El 11 de noviembre de 2022, FTX, uno de los cinco exchanges de criptomonedas más grandes por capitalización de mercado, se declaró en quiebra ante una caída de su liquidez.
Su exposición directa sobre otros fondos cripto que habían quebrado días anteriores (Celsius y Three Arrows Capital), comprometió a la firma y, como si de un efecto dominó se tratase, FTX se vio forzado a cesar operaciones.
Desde entonces, el mundo cripto posó sus ojos sobre Sam Bankman-Fried (SBF), el CEO de la compañía, a quién ve como uno de los más grandes estafadores en la historia del ecosistema.
Con un juicio que inició en octubre de este año, SBF fue declarado culpable ante la acusación de siete cargos en su contra, por los que pasaría más de 100 años en prisión, a pesar de la estrategia de su defensa de desligar responsabilidades contra ex socios de la marca.
En opinión de Nicolás Verderosa, abogado y especialista en criptomonedas, la estrategia legal se enfocó de esta manera "para que no le cayera la pena máxima". Incluso, SBF llegó a aludir que no recordaba lo ocurrido.
"Claramente la evidencia estaba en su contra por todo lo sucedido estos meses, por lo que un veredicto de ‘no culpabilidad’ era difícil de conseguir", sostiene el experto, en diálogo con iProUP.
Bankman Fried nació el 6 de marzo de 1992 en el campus de la Universidad de Stanford (Palo Alto, California), en donde sus padres ejercían como profesores de derecho. Fue considerado un "niño prodigio" por familiares: a los 10 años competía en concursos nacionales superiores de matemáticas y, a los 14, sus padres lo enviaron a una escuela para estudiantes de altas capacidades, de la que se graduó con honores.
En 2010, ingresó al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde se graduó con una licenciatura en física en 2014. Rápidamente, sus capacidades lo llevaron a encontrar su primer trabajo como trader de derivados en Jane Street Capital, un importante banco de inversión neoyorquino.
Su experiencia en el mundo de las finanzas lo llevó a encontrar su verdadera pasión, en un nicho creciente que prometía romper con los paradigmas tradicionales de la industria financiera como la conocemos: las criptomonedas.
Así, en noviembre de 2017, tras renunciar a su empleo, dio el salto como empresario y fundó su primera empresa: Alameda Research, una firma de comercio cripto que se dedicaba a operar en múltiples mercados.
Dos años más tarde, decidido a competir de lleno en este creciente rubro, SBF fundó en 2019 lo que hasta hace un año era uno de los mayores servicios de intercambio de criptoactivos en el mundo: FTX.
En apenas 18 meses, FTX pasó de ser relativamente desconocida a una de las 5 casas de intercambio principales a principios de 2021, cuando superó los u$s400.000 millones en volúmen de negociación mensual.
En julio de ese año, la compañía recaudó $900 millones y alcanzó una valoración de $18.000 millones de más de 60 fondos inversores, como SoftBank y Sequoia Capital. Incluso, el propio Changpeng Zhao, CEO de Binance, compró una participación del 20% en FTX por casi u$s100 millones.
Todo marchaba cada vez mejor para el negocio, hasta la llegada del 2022, marcado por el criptoinvierno, que golpeó duramente al sector con desplomes masivos en la industria. A pesar de los proyectos presentados ese mismo año, que incluían colecciones propias de NFT e incursión en el gaming, FTX no fue ajena al derrumbe.
De pronto, la empresa acumuló continúas denuncias: reguladores del estado de Texas investigaban al grupo por presunta venta de valores no registrados, al tiempo que la Corporación Federal de Seguros (FDIC) emitía una orden de cese por ‘representaciones falsas y engañosas’, un hecho que llevó a la renuncia del presidente de su filial en EE.UU, Brett Harrison.
El punto de inflexión que marcaría un antes y un después en el universo de las monedas digitales llegaría el 11 de noviembre de 2022, cuando FTX se derrumbó en su totalidad en cuestión de días y dejó a sus más de 1,2 millones de inversores con pérdidas. No sólo eso: el panel general de criptomonedas se "tiñó" de rojo durante varios días.
"FTX colapsó debido a la mala gestión de fondos, la falta de liquidez y el gran volumen de retiros. Adicionalmente, un rumor sobre SBF utilizando fondos de los usuarios para realizar operaciones de alto riesgo llevó a una corrida masiva para retirar inversiones del exchange, sin que FTX tuviera capital para responder", explaya Verderosa sobre las causas del colapso.
"A los pocos días Binance anunció que compraría FTX para evitar una caída mayor del mercado, pero rápidamente abandonó el acuerdo cuando surgieron más noticias sobre mal manejo de fondos", agrega. La intención de la principal empresa cripto de desligarse de FTX derrumbó su token nativo FTT hasta un 80% en solo 24 horas.
Los retiros masivos de usuarios, préstamos sin consentimiento proveniente del dinero de sus clientes a Alameda Research y la falta de liquidez propia que transitaba el rubro cripto llevaron a que Samuel Bankman-Fried renunciáse ese mismo día y fuese arrestado un mes después en las Bahamas.
Casi un año después, con investigaciones judiciales y fugas que impidieron dar con el paradero del empresario, SBF fue llevado a juicio el 3 de octubre en un tribunal federal en Nueva York por siete cargos en su contra que incluyen:
Bankman-Fried fue acusado de desviar más de u$s9.000 millones de los clientes de su grupo para otros fines, que lo llevó a afrontar un juicio inicial en marzo, en el que fue acusado de fraude por la Comisión del Mercado de Valores (SEC).
Exactamente un mes después, los miembros del jurado rechazaron el alegato de Bankman-Fried durante los cuatro días que estuvo en el estrado en el que alegó nunca haber cometido fraude ni pretender estafar a sus clientes.
Ahora se espera que la sentencia de SBF se dicte el 28 de marzo de 2024. Según estiman expertos en el caso, se enfrentaría a, por lo menos 100 años tras las rejas. Varios exfiscales federales enfatizaron que el rápido veredicto, que duró sólo medio día de deliberaciones, demostró que las autoridades llevaron el caso "de forma correcta".
"El impacto en el sector cripto fue significativo, ya que FTX era una de las mayores bolsas de criptomonedas del mundo. La quiebra tuvo repercusiones en la confianza de los inversores y la percepción de la seguridad en el espacio cripto, que desembocó en la pena máxima sentenciada para los delitos cometidos", describe Verderosa sobre el caso.
"El caso de FTX y SBF puso en el ojo la necesidad de regular los exchanges centralizados, lo que por un lado brindará mayor confianza en los mismos por parte de los usuarios, pero a la vez hará que los usuarios se vuelquen al uso de DeFi para que no existan intermediarios en la posesión de los criptoactivos", sintetiza el abogado.