En tiempos electorales "todo vale" o, mejor dicho, todas las promesas sirven, ya que lo importante es ganar las elecciones. Una vez en el poder, sacarte es casi imposible, incluso si no se cumplen las promesas, pues hay cuatro años para las excusas.
En pocos casos, la sociedad logrará alinearse para lograr que algún político se haga cargo de sus mentiras o incompetencias una vez que dejaron su puesto.
En medio de ese "todo vale" surgió en estos días una propuesta espontánea de que Argentina tenga una CBDC (Moneda Digital del Banco Central) basada en blockchain, un modelo promovido y estudiado por varios países del mundo.
Pero esta propuesta tiene, no solo los condimentos de una mal elucubrada mentira, sino además de una nefasta y peligrosa estafa.
Con "mentira" nos referimos tanto al hecho de que, si realmente existe, cosa que dudo, éste es un proyecto de ley nuevo y "espontáneo" que no ha sido presentado ni compartido con ningún organismo técnico y serio en la materia, algo que sí se viene haciendo desde cada equipo político con los proyectos de ley de criptoactivos. Así, de ser presentado, sería una mentira y abuso del tiempo y recursos de nuestros representantes en las cámaras.
Mentira porque es un tema técnicamente complejo y ninguno de los países que lo vienen estudiando ha podido aún llegar a un modelo operativo y sostenible. No es cierto que Suecia y Noruega sean ejemplos de modelos de implementación exitosa.
Mentira porque el Banco Central como institución responsable no se ha expresado jamás al respecto, no se destacó si será de uso obligatorio, si reemplazará totalmente el efectivo, si será anónima o nominativa, si será accesible para los ciudadanos o sólo para los bancos, o cuál sería el rol de los bancos en el sistema de depósitos y en la multiplicación de moneda.
Con "estafa" me refiero, en cambio, a los condimentos que se utilizan para convencer a los ciudadanos de que ésta es una mejor solución y que deben invertir o convertir su dinero en esa nueva herramienta.
Por un lado, la mayoría de las estafas y proyectos de CBDC utilizará palabras rimbombantes como blockchain para dar la sensación de seguridad y transparencia, basado en el éxito de esa tecnología en Bitcoin tras sus 15 años de inviolabilidad. Pero que lejos está de ser cierto y abusando del desconocimiento de los ciudadanos en esta temática y en las necesidades para que una blockchain sea confiable.
Lo mismo sucederá con el término contrato inteligente, sosteniendo que permiten ajustar variables a indicadores externos, pero donde estos, al igual que el contrato inteligente que le dé origen, podrá ser adulterado por decisión del gobierno.
Pero lo peor de todo es que en las estafas lo que se pone en juego es el dinero del inversor, pero en este caso el riesgo es doble: tanto la manipulación como las fallas técnicas del sistema afectarán a todos los ciudadanos y se pierde el derecho a la privacidad, ya que tanto el FMI, el BIS y el BCE han expresado que el objetivo final es el del control total del ciudadano, cosa que sucede hoy en el único caso forzoso de uso que es el de China.
Por eso, espero que esta promesa de campaña donde todo lo vale no sea real y que de serlo la sociedad se oponga a esta estafa en defensa del valor de su trabajo y de su libertad.
La gente no espera más control del gobierno sobre ellos, sino más control de ellos sobre el gobierno.
Rodolfo Andragnes es fundador de la ONG Bitcoin Argentina y LABITCONF