Jensen Huang, el fundador y director general de Nvidia, expresó su preocupación y gran temor durante un encuentro con la prensa en el evento Computex.
Huang advirtió que China está destinando recursos significativos al establecimiento de nuevas empresas especializadas en el desarrollo de unidades de procesamiento gráfico (GPU).
Su mensaje fue directamente dirigido al gobierno de los Estados Unidos, en un intento de prevenir las posibles consecuencias de las sanciones destinadas a frenar el avance tecnológico del país asiático.
En sus palabras, Huang destacó la dedicación de China a la promoción de empresas emergentes en el ámbito de la GPU y subrayó la importancia de no subestimar esta tendencia.
Su advertencia se basa en la creciente competencia global en tecnología y la necesidad de mantenerse vigilantes ante los desarrollos en este sector, especialmente los relacionados con la inteligencia artificial y la computación gráfica.
Por su parte, la Administración liderada por Joe Biden prohibió expresamente a Nvidia vender a las empresas chinas sus chips para inteligencia artificial más avanzados: los modelos A100 y H100.
El problema es que para la empresa de Jensen Huang el descomunal mercado chino es esencial, por lo que recortó las prestaciones de estas GPU con el propósito de que satisfagan los requisitos impuestos por el gobierno estadounidense.
El resultado son los chips A800 y H800, que no son otra cosa que revisiones simplificadas de las GPU originales.
Mientras tanto China compra en los canales oficiales los chips que la alianza liderada por los Estados Unidos le permite adquirir y en los mercados paralelos las CPU y GPU que las sanciones persiguen poner fuera de su alcance.
"Si China no puede comprar los chips para inteligencia artificial a EE.UU. simplemente los fabricará ella misma", advirtió el CEO.
China necesita tener sus propios chips para inteligencia artificial para ellos, y trabajan en el desarrollo con varias empresas como, por ejemplo:
Moore Threads y Biren Technology son dos de las empresas que toman como punto de partida sus GPU para juegos con el propósito de refinarse para que sean competitivas al ejecutar procesos de inteligencia artificial.