En plena crisis económica, con inflación y recesión golpeando sus ventas, las Pymes no tienen acceso a financiamiento. Pero, para el caso de las que venden a grandes compañías por sumas superiores a $300.000, existe la factura de crédito electrónica (FCE), que se puede descontar en el mercado, aportando fondos frescos.
La buena noticia es que el Gobierno redujo a menos de un mes el plazo para que este instrumento que emitan las Pymes sea aceptado por las grandes empresas, con el fin de que pueda ser negociado en los mercados.
Mediante la Resolución 49/2023, el Ministerio de Economía bajó el periodo de aceptación tácita para los comprobantes de más de 299.555 pesos: 25 días hasta el día 31 de marzo y de 21 desde abril hasta el 31 de mayo.
"Esto dará un impulso importante a la factura de crédito electrónica", asegura a iProUP Pablo Sanucci, CEO de la plataforma de descuento Invoitrade, en relación a los nuevos plazos para este instrumento que nació con el objetivo de aumentar las alternativas de financiamiento de las Pymes.
La Caja de Valores informa a iProUP que "el financiamiento Pyme con factura de crédito electrónicas aumentó significativamente, en cantidad de facturas descontadas y en monto". En números:
Hernán Visconti, CEO y fundador de BILL, una plataforma de facturas electrónicas de crédito, asegura a iProUP : "El plazo máximo de aceptación expresa por parte de las grandes empresas de un mes vigente venció el 28 de febrero".
"Ahora, la norma extiende los 25 días actuales del plazo máximo hasta el 31 de marzo próximo, tras lo cual bajará a 21 días hasta el 31 de mayo próximo", precisa, y agrega que, luego de que transcurran estas tres semanas, "la aceptación será automática en forma tácita".
"Es una excelente noticia para el segmento Pyme que emite factura de crédito electrónica, ya que cuanto menor sea el plazo de aceptación, más rápido podrá cobrar los fondos como resultado de la negociación de las FCE a través de plataformas como BILL", completa.
"Este es un cambio clave para seguir impulsando este instrumento y que las Pymes puedan financiarse muy fácilmente, con todas las ventajas que brinda este producto", indica Visconti, y detalla los principales beneficios:
Para Sanucci, "el régimen es beneficioso para ambas partes, ya que para la gran empresa es la mejor documentación de la deuda con proveedores, ya que las registra la Caja de Valores y así se evitan fraudes y pagos duplicados".
Cuando la firma grande acepta la factura en los sistemas de AFIP, son estos también los que la depositan en una cuenta comitente a elección de la Pyme, en un agente de bolsa de un banco o de una plataforma como Invoitrade o Bill.
Antes, las pequeñas y medianas estaban cautivas de las grandes, que hacían acuerdos con las entidades bancarias y las obligaban a cobrar en una sucursal determinada.
Ahora, es todo 100% digital y la Pyme obtiene el dinero del pago en 72 horas con el descuento de la prima de riesgo por parte del inversor.
Los bancos también pueden negociar facturas de crédito electrónicas, como ya lo hacen la Caja de Valores y las plataformas de descuento no bancarias. Al respecto, el Banco Central definió que se podrán operar por medio de:
Estas operaciones se realizarán a través de una pestaña habilitada en el home banking para las empresas, pequeñas y medianas. Las transferencias serán gratuitas y las entidades no podrán cobrar comisiones, según estableció el BCRA.
"La real democratización del mercado implica la libre transmisibilidad de las facturas de crédito electrónicas entre los distintos sistemas disponibles, se encuentren o no en un agente de depósito colectivo", afirma Visconti.
Según su visión, "la restricción de modificar la opción del canal de negociación sólo hasta el momento de la aceptación del comprobante atenta contra la democratización y libre elección".
"Es fundamental buscar la simplicidad en la operación, facilitar los procesos a los distintos actores y sumar alternativas que, lejos de segmentar el mercado, interactúen colaborativamente con las opciones ya existentes", advierte Visconti.
En este sentido, remarca que "al democratizar el mercado de negociación, también se obtiene mayor profundidad en el volumen de operaciones, las tasas de descuento son más competitivas, con impacto positivo tanto en el balance de las Pymes como en la economía real".
Elena Alonso, de Broda Criteria, afirma a iProUP que "si alguna FCE resulta impaga, se podrán celebrar acuerdos extrajudiciales en el sistema o solicitar la emisión de un comprobante para ejercer acciones legales". Así, el comportamiento de las empresas insolventes será informado a una Central de Deudores de facturas vencidas que administrará el Banco Central.
Según Sanucci, "los bancos están diseñados para analizar riesgos, mientras que el mercado de capitales en esto es más limitado". Por este motivo, a través de la Caja de Valores se negocian facturas avaladas: son aceptadas sólo las FCE que tienen el respaldo de una Sociedad de Garantía Recíproca.
Pero esto puede modificarse con la entrada al ruedo de los bancos, que ya tienen clasificación de riesgo de casi todas las empresas que son potenciales pagadoras. Además, la falta de cancelación será informada y se verá reflejada en la Central de Deudores del BCRA.
"Este cambio y flexibilización del cobro aumentará el volumen de negocios. Pero es necesario aceitar los mecanismos de aceptación de las compañías y la comunicación con AFIP, los motivos de rechazos y el plazo para que la factura quede tácitamente aceptada", concluye Alonso.