Con más de 4.000 millones de usuarios de Internet, el modelo de negocio del e-commerce está en auge. Sólo considerando Estados Unidos, este segmento representó el 10% de las ventas al por menor en el 2017.

Globalmente, la cifra impacta: se generaron u$s 2.300 billones en ventas.

La posibilidad de llevar a cabo las compras desde el hogar o desde un móvil y recibirla sin tener que ir a una tienda física es extremadamente práctico. Además de la suma de horas ahorradas, los e-commerce normalmente ofrecen descuentos y promociones, presentando así otra ventaja más frente a los locales físicos.

Sin embargo, hay también otro beneficio que ofrecen, el cual está intrínsicamente ligado al ambiente digital: los algoritmos. Estas plataformas tienen ‘memoria’ de lo que el usuario compra. El sistema no es perfecto, pero lo que hacen es personalizarse en base a lo que asume que son los gustos y necesidades individuales de cada persona.

Asimismo, suelen tener en cuenta lo que se compró o buscó en otras páginas de internet, con el objetivo de incentivar la  ‘compra por impulso’.

Según un informe de Oracle, el 65% de los compradores sostienen que las promociones y la personalización son los elementos que más influyen en su intención de compra.

Además, un informe de Segment revela que el 19% de los consumidores han experimentado en algún momento la sensación de que una tienda física tiene ‘memoria’ de alguna compra anterior.

En la misma línea, al 41% de los consumidores les gustaría que esto ocurriese más a menudo. Estas cifras parecen estar compuestas en su mayor parte por las generaciones X (los ‘millennials’) y Z.

En concreto, sólo los compradores más jóvenes se ven especialmente atraídos por estos beneficios de la compra online, y les gustaría que se viesen reflejados también en las tiendas físicas.

Muchas compañías de e-commerce, entre ellas Amazon y Alibaba, quieren apostar por tiendas físicas donde puedan combinar lo mejor de ambos mundos.

Si invierten en las tecnologías necesarias, estos locales innovadores podrían volver a revolucionar el mundo de la compra. Incorporando la personalización e incentivando la compra por impulso, el formato de la tienda física quizá pueda luchar mejor contra las proyecciones negativas que auguran que desaparecerán.

Independientemente de que funcione o no, sería un experimento muy revelador de las actitudes de consumo humano.

Te puede interesar