Los argentinos invierten, tradicionalmente, en dólares y ladrillos. Estos se transformaron en los activos más escogidos para hacer valer los ahorros ante la debilidad del peso y por lo poco tentadoras que suelen ser las opciones de inversión en moneda local.

Pero, a partir de las diferentes restricciones impuestas por el Gobierno en el mercado de cambio para limitar la cantidad de personas que pueden acceder a la compra de la moneda norteamericana para atesoramiento, cada día más ahorristas se ven obligados a iniciar la búsqueda de nuevas herramientas para resguardar su capital.

Aquí es donde entran en escena los dólares paralelos y digitales, que no cuentan con topes y sus precios los define el mercado, sin intervención oficial. Entre las alternativas más buscadas, se destacan:

Cuál conviene, según el perfil de cada ahorrista

En la Argentina, el 12% de los adultos compró criptomonedas en 2021, según datos provistos a iProUP por Americas Market Intelligence (AMI).

Si bien las más elegidas son Bitcoin y Ethereum, con una naturaleza volátil que la transformó en alternativa para personas con amplia tolerancia al riesgo y conocimientos sobre su funcionamiento, con el correr de los años fueron sumándose opciones más previsibles.

Este es el caso de la posterior irrupción de los denominados "dólares criptos", es decir, monedas conocidas como stablecoins por tener su valor atado a la divisa norteamericana (cotizan 1:1 con el billete estadounidense) y que amplió el universo de usuarios de estos activos digitales.

Los diferentes tipos de dólares responden a la necesidad de los distintos perfiles de inversor

Desde las principales exchanges se pueden adquirir estos dólares cripto y ponerlos a trabajar en herramientas conocidas como Staking, que tienen rendimientos superiores a los plazos fijos ofrecidos por bancos tradicionales.

¿Qué opciones existen para invertir los dólares?

Para quien los deposite en su banco, la alternativa del plazo fijo en dólares no es muy interesante, por la renta marginal que ofrece.

En este sentido, aparece la opción de recurrir a un bróker y apostar por un abanico de oportunidades más potentes pero que demandan conocimientos más sofisticados para escoger la herramienta acorde al perfil, a saber:

Ambos instrumentos son muy distintos entre sí. El primero posee un horizonte temporal medio y largo. Permite rescatar el capital en pocas horas, si bien su rendimiento es variable. Por ello, no es apto para todos.

El segundo es deuda emitida por un privado y tiene un retorno estipulado –con pagos trimestrales o semestrales de la renta–, pero se los debe mantener en cartera varios años si es que se apunta a obrar la totalidad del premio.

En el caso de tener que vender la ON, dependerá de la liquidez en el mercado secundario para hacer un buen (o mal) negocio. Además, no debe perderse de vista la comisión que cobra el ALyC (agencia de Bolsa) en la que se hace la operación.

Los distintos dólares tienen algo en común: dejarlos guardados debajo del colchón –o durmiendo en una wallet, caja de ahorro o cuenta comitente– es una mala elección ante la inflación récord que golpea a Estados Unidos (8.5% la interanual en marzo) y que se hace sentir en todo el mundo.

Por tal motivo, mantener estas divisas quietas es sinónimo de perder poder de compra, por la fuerte emisión a la que apeló la administración de Joe Biden para paliar las consecuencias económicas de la pandemia.

Ante este inconveniente, para nada menor, es importante barajar opciones para invertirlos si no se tiene planeado utilizarlos en el corto plazo.

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