Empecemos por lo fundamental: La privacidad es un derecho humano básico. El cual está siendo atacado constantemente en la era digital moderna.

Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas: "nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques".

Sin embargo, este principio básico se viola con fines de lucro, vigilancia y otras razones maliciosas. En este artículo, exploraré las causas del aumento de la economía de la vigilancia, por qué la privacidad es realmente importante y qué hay que tener en cuenta a la hora de elegir las herramientas que mejor nos protegen.

¿Cómo funciona la privacidad en WhatsApp hoy?

"Debido a la divulgación de tanta información falsa que genera preocupación, queremos ayudar a las personas a conocer los hechos y a comprender nuestros principios": así inicia el aviso de WhatsApp, en el cual pospuso hasta el 15 de mayo la entrada en vigencia de su nueva política de privacidad. En pocas palabras nos notificó que debíamos aceptar o no podíamos usar la aplicación de nuevo.

 

Hasta ahora nos hemos enterado que este cambio no afectará las comunicaciones con nuestros familiares y amigos. WhatsApp aclaró que el cifrado de los mensajes se mantiene. Nadie puede conocer ninguna información que se intercambie entre personas (textos, imágenes, videos o audios); no la verán terceros distintos de quien envíe o reciba un mensaje.

Pero sí hay cambios. La nueva política da nuevos usos a los datos de nuestras comunicaciones. Una de las modificaciones es la privacidad de las conversaciones entre personas y empresas a través de WhatsApp Business: se abre al intercambio de datos sobre las interacciones del usuario con empresas y comercios.

Ante estos cambios se desprenden 3 problemas de la economía de la vigilancia:

Problema nº 1 - Incentivos financieros desequilibrados

El auge de los "grandes datos" creo un enorme incentivo para recopilar datos y reunir la mayor cantidad de información sobre cada uno de nosotros, en lo que muchos llaman la "economía de la vigilancia". Nuestros datos se recogen a través de un software que a menudo se distribuye gratuitamente y se vende para alimentar la economía de la publicidad digital, que ya supera los u$s300.000 millones y representa aproximadamente la mitad del mercado publicitario mundial

Este modelo está roto en su entraña, puesto que los productos digitales diseñados para proporcionar experiencias personalizadas son a menudo menos rentables que los datos que recogen. En resumen, los productos y plataformas digitales ganan más dinero con los datos extraídos que con los servicios prestados. Las empresas que fabrican productos y servicios digitales están incentivadas para capturar los datos personales, cómo suena nuestra voz, apareciendia física y datos laborales.

Problema nº 2: localizar los perfiles en línea

Para ver la magnitud del punto anterior, puedes ver la cantidad de datos que Google recopila sobre ti descargando un archivo aquí (prepárate: es mucho). Y ten en cuenta que esto es sólo una empresa. Cuanto más dependamos de algunos de estos "programas gratuitos", más detallados serán nuestros perfiles en línea.

La alta rentabilidad de la extracción de datos, combinada con la creciente economía de la publicidad digital, da como resultado personas digitales asombrosamente precisas

Los propietarios de las plataformas están motivados económicamente por los anunciantes para idear nuevas formas de rastrear nuestro comportamiento en línea. Aprovechando las cookies, los servicios de localización de datos, los dispositivos IoT y el reconocimiento facial, entre otros, pueden conocernos casi mejor que nosotros mismos.

Nadie nos preguntó si queríamos acceder a esta forma de usar nuestra información. Como mencioné arriba, WhatsApp nos dijo o aceptas o no puedes usar el servicio de mensajería.

Problema nº 3 - Bases de datos centralizadas

La infraestructura actual de Internet se basa en el modelo cliente-servidor. Esto significa que se utilizan servidores centralizados para procesar miles de millones de transacciones y almacenar los perfiles en línea mencionados anteriormente. Estos perfiles comprenden petabytes de datos y se encuentran en servidores de datos en algún lugar.

Esto supone un enorme problema, ya que esta información es accesible para alguien, en algún lugar. Estos datos no sólo alimentan el mercado publicitario digital de u$s300.000 millones, sino que también se convierten en un vector de ataque para los actores maliciosos. Esto se puso de manifiesto en las grandes filtraciones de datos de los últimos años e incluso en las agencias gubernamentales que solicitan acceso a los mensajes personales y a los registros de los servidores.

 

Modelos de negocio incentivados Perfiles digitales precisos Bases de datos centralizadas = Falta de privacidad extrema

El panorama actual de la publicidad digital creo un incentivo financiero desequilibrado para que organizaciones de todas las formas y tamaños extraigan la mayor cantidad de datos posible. Al final, el software libre no es tan "libre". Este modelo está motivando a las plataformas a idear formas novedosas, a veces poco éticas, de recopilar datos que se utilizan para crear perfiles personales muy precisos sobre todos y cada uno de nosotros. 

Estos datos se almacenan luego en servidores centralizados para el acceso de unos pocos elegidos y el objetivo de muchos.

La vigilancia constante puede tener impactos en el comportamiento de la sociedad, tanto si ocultamos algo como si no. Así que, al final, sí que importa la privacidad y todos deberíamos luchar por conservar este derecho humano básico.

Es responsabilidad tanto de las organizaciones como de los individuos salvaguardar nuestro derecho humano básico a la privacidad. Crear herramientas para preservar la privacidad y utilizarlas en la vida cotidiana.

*Por Jonathan Zerah, Head of Marketing de Status

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