La inclusión financiera (IF) es el proceso que asegura el mayor acceso a aquellos individuos de menores recursos, y en general, a la población no atendida por los servicios financieros básicos del sistema bancario formal.

Los beneficios de la IF en el desarrollo son fácilmente visibles: el acceso a servicios financieros permite el consumo, la inversión en educación y salud, incentivando la creación de microemprendimientos, o la expansión y mejoras de negocios ya existentes fomentando la productividad, creando trabajo y reduciendo desigualdades sociales. La IF es un puente entre la necesidad y la oportunidad: por medio del microfinanciamiento se accede al crédito, brindando la posibilidad de comenzar a construir "historia crediticia", lo que a su vez abre la puerta al mundo de los servicios financieros.

En Latinoamérica y en Argentina, la IF encontró en la tecnología un gran aliado, y la pandemia Covid-19, hizo aún más evidente esta realidad: ante la imperativa necesidad de transaccionar y operar online a causa del distanciamiento social, millones decidieron unirse al sistema bancario digital por primera vez, y muchos de ellos por medio de las fintechs.  En las economías con mayor grado de informalidad y bajos niveles de bancarización como es el caso de Argentina, las fintechs se suman al ecosistema con el propósito de lograr mejores resultados en términos de IF, reduciendo la vulnerabilidad de las personas y sus emprendimientos, permitiéndoles afrontar situaciones de emergencia económica en épocas de crisis.

El Covid-19 fue sin duda un acelerador del cambio de nuestro comportamiento financiero, presentando una gran oportunidad para mejorar los parámetros de inclusión. Prueba de ello es el crecimiento de la industria fintech y la multiplicidad de nuevos jugadores en el sector.

El paradigma del Big Data y el creciente uso de herramientas digitales y sistemas de información alternativa permiten construir modelos de scoring para calificar a perfiles, sin historial crediticio. Se trata de gran parte de la población que tiene capacidad y voluntad de pago pero no está bancarizada o está subatendida por las entidades bancarias, al brindar acceso únicamente a una caja de ahorro.

La digitalización y los nuevos modelos de análisis que se pueden construir se presentan como catalizadores para derribar las barreras relacionadas con la elegibilidad, costo y distancias para el acceso, mejorando la calidad de la información y ampliando la variedad de productos para los segmentos que hoy permanecen excluidos, colaborando a su vez a cerrar la brecha de género.

¿Cuál es el verdadero valor que le han agregado a aquellos relegados por el sistema tradicional? Los algoritmos que calculan el riesgo, el diseño de interfaces amigables, el lenguaje que también debe recordar ser inclusivo al hablar de finanzas, la oferta flexible de opciones de crédito, las modalidades cómodas de cobranza y desembolso, el foco puesto en la atención al cliente, son algunos de los factores clave a la hora de elegir una app de crédito. Pero por sobre todo la innovación pasa por la capacidad de combinar todos estos elementos con pautas de alfabetización financiera que de manera pragmática, simple y modular que le permitan al individuo poco a poco, irse entrenando en buenos hábitos de administración, ahorro e inversión.

Este es el valor innovador que agregan las fintech al sector: la perspicacia de entender al consumidor olvidado y la versatilidad de poder customizar la oferta de soluciones que le permitirán en definitiva, construir un futuro mejor.

*Diego Varela es CEO de Findo

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