El año pasado, fuertemente impactado por el cimbronazo de la pandemia, registró un cambio de hábito de los consumidores argentinos, que –inevitablemente– redibujó el mapa de uso de las tarjetas.

Así lo releva el Índice Prisma, publicado por primera vez el año pasado y que hoy ya cuenta con cifras que evidencia esa "foto" de un consumo fuertemente influenciado por las formas electrónicas de comprar y pagar.

De acuerdo con las cifras provistas a iProUP por la compañía, 2020 fue el año en el que los diferentes tipos de tarjetas mostraron la siguiente evolución en cuanto a volumen de operaciones:

El informe también revela que los argentinos usaron más veces las tarjetas de débito (suba de 22%) y prepaga (124%), contra las de crédito, que retrocedieron 6,5%.

Estacionalidad o tendencia

Como novedad, esta tercera edición del índice Prisma permite tener una imagen completa de 2020, en la que se evidencia el impacto de la pandemia, pero también una tendencia que muchos consideran irreversible.

Sin dudas, la vedette del año pasado fue el débito, que mostró un fuerte crecimiento interanual de las compras (22%), mientras que su uso bajó para el retiro de efectivo en cajeros (-13%) y en comercios (-11,4%).

"Esto empieza a mostrar la baja del 'efectivo en mano'. Hay que ver dónde está el efecto ola y qué de todo lo que vino se mantendrá", señala a iProUP Ignacio E. Carballo, director del Ecosistema Fintech de la UCA.

Según el experto, este aumento se explica por "el boom de la billetera virtual, ecommerce, botón de pago, asignaciones como el IFE, las billeteras bancarias principalmente Cuenta DNI y el aumento del límite de extracción".

En diálogo con iProUP, Martín Kalos, director de la consulora EPyCA, coincide en que el uso de cash "fue una tendencia de la pandemia a raíz del aumento del pago electrónico para evitar contagios, suba del límite de extracción y la menor asistencia a locales comerciales".

"Todo eso, pasó en el segundo trimestre:  en cuanto se empezó a normalizarse, también empezó a moderarse ese salto de uso efectivo", agrega.

Este avance del débito también se ve evidenciado en la cantidad de tarjetas activas, es decir, que se usaron al menos una vez en el trimestre: crecieron 12,26% en el año.

En el desglose por provincia que realiza el Índice Prisma, las provincias del Norte argentino fueron las que evidenciaron un alza mayor, con Santiago del Estero (18,8%) y Tucumán (16,8%) al tope del ranking. La ciudad de Buenos Aires estuvo muy cerca: 15,7%.

La otra gran ganadora fue la tarjeta prepaga, con más del doble de operaciones en el año. Aunque, según Carballo, todavía su participación es mínima.

"Se duplicó por el auge de billeteras y principalmente por una política enorme como tarjeta AlimentAR, pero todavía son ínfimas en pagos", revela el economista.

De este modo, la cantidad de plásticos prepagos aumento 50% en todo el año, con un aumento trimestral de 11%.

La punta del iceberg

La tendencia más preocupante es la fuerte caída del uso de tarjetas de crédito, algo que se revela también en la disminución de los plásticos activos: 4,56%.

Teniendo en cuenta que existen 8,6 millones en circulación según cifras del Banco Central, en el último trimestre se utilizaron casi 400.000 plásticos menos que en 2021.

Así como las de débito aumentaron en el norte del país, en esas provincias decreció el uso de crédito, con Santiago del Estero (-18,4%), Chaco (-13,6%) y Formosa (-12,2%) a la cabeza. La Capital Federal fue el distrito en el que se registró menor baja: 1,4%.

Pero, además, las compras en un pago se mantienen con el 54,57% del share, seguido por el programa Ahora (27,20%) y los planes de cuotas de las tarjetas (18,23%).

En efecto, las compras con Ahora fueron los que más crecieron en cantidad de transacciones durante el cuarto trimestre, impulsados en gran medida por el Día de la Madre y las Fiestas de Fin de Año:

Sin embargo, en la medición interanual, todas las compras en varios pagos decrecieron, salvo los planes sin apoyo estatal que avanzaron casi 48%.

"Los Planes Ahora reemplazaron las cuotas de las tarjetas de crédito como forma de muchas familias de financiarse con tasas atractivas. Pero muchos de esos gastos son absolutamente corrientes, no de lujo. Tienen que ver con la mayor necesidad de llegar a fin de mes", afirma Kalos.

Por su parte, Carballo alerta que esta baja de este medio de pago muestra "una economía que consume menos en facturación. Si no uso crédito, compro lo que me alcanza con mi salario; si lo uso, suavizo la compra de electrodomésticos, electrónica, moto, etcétera".

Por qué baja el crédito

Ambos expertos remarcan que el fenómeno responde al desincentivo que tienen las entidades financieras para promover acciones con crédito debido a un "doble recorte": el tiempo de acreditación al comerciante y a las comisiones.

"Antes, cada tanto te llegaba a tu casa una tarjeta de algún banco que no era el tuyo para sumarte como cliente. ¿Cuánto hace que no te tiran una por debajo de la puerta?", afirma a iProUP una alta fuente del sector financiero.

El ejecutivo advierte que "las comisiones para las compras con tarjeta de crédito son las más bajas de la región". En efecto, el 2% que se cobraba hasta diciembre en la Argentina está por detrás de otros países, según la CEPAL:

Además, desde el sector afirman: "Hoy los bancos damos más promos con las apps de delivery no sólo por el contexto, sino porque en un pago con crédito o débito todavía nos rinde para fidelizar".

"Desde 2019 se redujo a 10 días hábiles el plazo de acreditación de los fondos al comerciante. Pueden pasar 20 días entre que pagamos al negocio y cobramos al cliente", ejemplifica otro directivo, mostrando el impacto de la inflación el negocio.

Y el próximo Índice Prisma seguramente mostrará que esta tendencia seguirá su curso: desde este mes, las comisiones de las operaciones con tarjetas de crédito se reducirán a 1,8%.

El uso de crédito se estanca por la reducción de comisiones y tiempo de acreditación

"Hay menos incentivo a la banca a impulsar este producto, a negociar descuentos, etc. Por como viene planteado, todo va a notar que el débito seguirá creciendo", indica Carballo.

Por su parte, Kalos resalta que "no sólo debe haber demandas de las familias, sino también una oferta de los bancos que pueda funcionar", por lo que afirma que "hay que repensar el esquema entero para que el financiamiento".

Los expertos coinciden en que esta caída de las compras en pagos es otro condimento que atenta contra la recuperación económica.

"La tarjeta de crédito es la forma más accesible y rápida de las familias para financiarse. La caída del uso, más el endeudamiento con bancos, fintech, servicios públicos e impuestos limitarán el aumento del consumo", señala Kalos.

Carballo concluye: "Una economía sin crédito es una economía que está perdiendo. No sólo los emisores y marcas de tarjetas, sino también el comerciante y la micropyme porque están vendiendo por un monto más bajo y las personas no están aumentando sus consumos".

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