En la última década las industrias han dejado de ver a Internet como un complemento de sus operaciones y la transformación digital pasó a ser protagonista. La convergencia de tecnologías acelera la innovación, los entornos cooperativos impulsan a la economía mundial hacia la llamada "economía del compartir y consensuar".

Esto nos lleva a repensar el negocio y entender que la clave no es simplemente la tecnología, sino cómo la misma transforma a las personas y empresas, sus interacciones y la cultura del compartir.

En los últimos años comenzamos a hablar de la segunda generación de Internet llamada "Internet of value". Hasta ahora hemos tenido "Internet de información", un medio para publicar información, pero cuando hablamos de activos (dinero, acciones, bonos, propiedad intelectual, votos, arte, música, puntos de fidelidad, identidades, etc.) estamos hablando de Internet de valor.

La plataforma Blockchain es esta segunda generación de Internet, porque permite que las personas posean y negocien su propio valor, entre ellos y sin intermediarios, contando con los que se llama "protocolo de confianza".

Conceptualmente, Blockchain es un libro mayor digital codificado o base de datos distribuida, que se almacena en las computadoras de los participantes de una red pública o privada.

Cada pieza de información se encripta matemáticamente y agrega como un nuevo bloque a la cadena de registros históricos. Una vez que estos bloques se recopilan en una cadena no pueden ser modificados o eliminados por un solo actor, sino que se verifican mediante protocolos de consenso y administran mediante procesos automatizados.

La innovación principal es que permite la verificación descentralizada, el intercambio fiable de activos a través de este nuevo canal y la seguridad de las transacciones. Tiene el potencial disruptivo de ser la base de nuevos modelos operativos, pero el impacto inicial es impulsar las eficiencias operativas, ya que el costo se reduce eliminando intermediarios y el esfuerzo administrativo. Otras ventajas son: trazabilidad, auditoría, transparencia y conciliación de transacciones. Algunos la llaman la "plataforma para la verdad y la confianza".

Desde una perspectiva empresarial y lejos de las criptomonedas, las industrias que por sus funciones son más adecuadas para estas soluciones son: organismos de control, agencias gubernamentales, comercio, comercio internacional, servicios financieros, aseguradoras, atención médica.

El tema Blockchain también es prioritario para el World Economic Forum, una encuesta arrojó que para 2027 concentrará el 10% del PIB mundial. Lo cual no sorprende, últimamente en Google crecieron exponencialmente las publicaciones y se registraron millones de búsquedas. De hecho los principales players de tecnología están invirtiendo en IoT (Internet de las Cosas) combinado con técnicas de Inteligencia Artificial basada en esta plataforma.

Sin lugar a dudas, Blockchain tiene el potencial para revolucionar la economía mundial, dando origen a la "economía del compartir". Es cierto que aún existen limitaciones, pero al ser una tecnología que está avanzando rápidamente, en este momento los investigadores están trabajando para superarlas y seguramente los protocolos actuales no serán los que utilizaremos dentro de dos o tres años.

Siendo así, el mayor desafío para iniciar hoy la "Revolución Blockchain" no es la tecnología en sí misma, sino el efecto disruptivo en las personas. El reto es encontrar las respuestas a: ¿cómo acompañar ese cambio en la cultura de hacer negocios y lograr que los operadores tradicionales se adapten e integren?, ¿cómo resolver la paradoja de la coopetición - consenso?, ¿cómo alinear las estrategias de los participantes?

Les dejo una posible respuesta: formando perfiles capaces de integrar las tecnologías digitales con enfoque innovador y cuyo principal objetivo sea el éxito de todos los actores dentro del negocio.

Sylvia Edith Testa es docente en la Universidad CAECE.

Te puede interesar