"Ninguna empresa estaba preparada para escenarios como el provocado por el Covid-19", destacó Leandro di Nardo, director de NUMAN – Headhunter Industrial, compartiendo las conclusiones del ‘Encuentro Virtual Líderes de EHS de Empresas Industriales’, en el que participaron representantes de grandes empresas radicadas en la Argentina.

"Si bien los responsables de Seguridad, Higiene y Medioambiente (EHS) participaron en muchos comités de crisis y de business continuity, y realizaron entrenamientos y simulacros sobre cómo ajustar estrategias y recursos disponibles, el escenario real fue muy distinto a los ejercicios de escritorio que venían desarrollando", señaló di Nardo, enfatizando que nadie tenía una situación de pandemia mapeada como crisis posible.

En esta línea, el director de NUMAN – Headhunter Industrial compartió  las principales recomendaciones de medidas para aplicar durante la pandemia en ámbitos laborales, efectuadas por los líderes de EHS de industrias argentinas:

1) Sentido común. Estamos transitando una etapa donde el criterio vale más que nunca, ya que si bien hay muchas recomendaciones y normativas, cada planta y situación son distintas y particulares. Información sobra, pero es preciso determinar –por ejemplo- cuando un elemento de prevención es aplicable y en qué circunstancias requiere ser reemplazado por otro, por resultar peligroso para el desarrollo de determinadas actividades. 

2) Comunicación. Es prioritario implementar las medidas necesarias para asegurar que las instalaciones estén en condiciones frente a la pandemia, pero también que la gente se sienta cómoda con las acciones que se toman.

Los espacios de trabajo deberán ser repensados

Es importante comunicar adecuadamente todas las medidas de prevención para que los trabajadores puedan conocerlas, entenderlas y comprender su impacto en relación a su seguridad. Es fundamental considerar que cada individuo reacciona diferente: hay quienes no prestan atención al Covid-19, algunos que lo consideran una simple gripe y otros que están preocupados. Por ello, se enfatizó en contar con fuentes confiables para comunicar con claridad frente a la sobreinformación, la desinformación o la circulación de información distorsionada; realizando de webinars con infectólogos, médicos y psicólogos. 

3) Continuidad permanente del Home Office. La mayoría de las compañías coincide en que cuando se habilite la actividad laboral en oficinas, definirán cuál es el personal esencial que trabajará presencialmente, con el objetivo de mantenerlo al mínimo. Para ello el área de sistemas tiene el desafío de garantizar el trabajo remoto de al menos el 20% de los equipos que trabajaban en oficinas antes de la pandemia.

Algunas organizaciones plantean un porcentaje del 35 y al 40 por ciento de teletrabajadores. Se entiende que esta es una decisión de negocio importante, pero se asume como un cambio que se debe dar. La nueva normalidad presenta nuevos desafíos y las empresas consideran que habrá que acostumbrarse rápidamente, cambiar la forma de pensar y ver el negocio de maneras diferentes.

4) Liderazgo. Los líderes deben dar el ejemplo en forma permanente, porque los trabajadores los está mirando y la seguridad basada en comportamientos es esencial para que la gente crea lo que se les está diciendo.

5) Los protocolos de seguridad e higiene regionales deben adaptarse a las normativas locales y a particularidades de cada sitio y modalidades de trabajo en fábricas, centros de distribución, personal de ventas y técnicos de calle. Se recomienda analizar en qué sintonía está cada site para tomar medidas adecuadas. Se remarcó la importancia desarrollar procesos de retroalimentación. Luego de consolidar una primer versión y aplicarla, encontrar oportunidades de mejora a partir del monitoreo efectuado por medio de auditorías y el servicio médico, y los de trabajadores y de las comisiones internas. 

6) Medidas y elementos de prevención. Muchas empresas implementaron una medición diaria de temperatura en el domicilio de sus trabajadores, proveyéndoles termómetros para que se testeen antes de salir a trabajar. En dos casos se desarrollaron aplicaciones para completar desde el celular un formulario con validez de declaración jurada donde cada empleado informa su situación de salud y la del resto de las personas con las que convive, previo a iniciar la jornada laboral. De esta manera, se evita compartir bolígrafos y manipular papeles.

En caso de reportar algún síntoma mencionado por la OMS estarán notificando mediante la app a su supervisor directo y a un médico, iniciándose un protocolo de contención que incluye la obligación de permanecer en la vivienda. Si todo está bien se genera una bandera verde que debe ser exhibida en el acceso a la planta u oficinas, donde volverá a tomarse la temperatura.

Así se impide que potenciales positivos transiten por la vía pública. En el momento del ingreso también se están colocando cabinas sanitizantes, y se distribuyen elementos de protección (tapabocas, barbijos, pantallas faciales, etc). Además se creó un área de supervisión Covid-19 para controlar del cumplimiento de las medidas de prevención.

7) Readecuación de los espacios. Dentro de las instalaciones se privilegia la distancia física entre personas y la segregación de equipos, junto el establecimiento de un lapso de tiempo entre el egreso e ingreso de un turnos, y la extensión del servicio médico. Además, se demarcaron espacios que no pueden ocuparse en los comedores y se colocaron dispensers de alcohol con dispositivos para evitar que los empleados los toquen. También se crearon sectores para aislar casos sospechosos.

Las empresas, vulnerables frente al COVID-19

8) Foco de contagio. A partir de la experiencia de países con altos niveles de enfermos, se identificó al entorno familiar como posible vínculo de contagio de los empleados. Se entiende que los colaboradores traerán el virus desde afuera hacia adentro, por lo que se necesita llevar un alto nivel de prevención a los domicilios. Es por ello que desarrollan acciones que tiendan a mejorar la concientización y preparación de las familias para evitar que sean el foco de transmisión del virus. 

9) Evitar fatalidades. Se identificó que el miedo y la inquietud que genera la pandemia en los trabajadores pueden derivar en accidentes con consecuencias graves, si no se tienen los cinco sentidos puestos en la tarea. A raíz de ello se incrementó la comunicación con las personas y se les explicó los riesgos asociados a cada actividad, teniendo en cuenta que a las preocupaciones derivadas del Covid-19 se suma la situación económica en los hogares, con familiares que perdieron empleos. La mezcla de emociones hace que las tareas peligrosas se hagan más peligrosas aún.

El problema es que al haber menos trabajadores en planta por cuestiones de distanciamiento, hay menor cantidad de supervisores, lo cual lleva a que la gente tenga que asumir personalmente responsabilidades de seguridad.

10) Parámetro temporal de contagio. Se establecieron 28 días como el periodo  de contagio de casos: 14 días es el lapso de desarrollo normal del virus y se lo duplicó para mayor seguridad, previendo la existencia de casos asintomáticos. 

11) Habilitaciones. Las empresas que poseen plantas productivas en distintas jurisdicciones del país, expresaron el esfuerzo que les demanda adecuarse a distintas normas en cada provincia.

"En Argentina parecería que cada provincia es un país distinto en cuanto a legislación", señaló un participante, manifestando que es necesario realizar muchas modificaciones para cada distrito y se deben superar muchos obstáculos para lograr llegar a las habilitaciones. El aspecto positivo es que pese a los trastornos de tener que cumplir con diferentes legislaciones en cada punto del país, las adaptaciones que fueron realizando en cada jurisdicción permitieron incorporar medidas interesantes al resto de las plantas.

13) Detección temprana. Las experiencias de casos positivos de Covid-19 en otros países, destacaron que el aviso temprano de la persona es fundamental y que a fin de lograrlo hay que generar las condiciones adecuadas para que el trabajador no sienta que peligra su puesto de trabajo o sus ingresos por comunicar a tiempo un malestar y ausentarse de sus actividades cotidianas.

El objetivo es lograr que los empleados no tengan miedo de avisar que se sienten enfermos (aunque luego resulte que su indisposición se deba a una gripe u otra dolencia). El riesgo que se observó es que la gente espera dos o tres días para advertir a la empresa sobre su situación de salud y asiste a trabajar con síntomas, por el miedo.

Llevada esta situación a la Argentina, se advirtió que vivimos en un país donde quedarse sin trabajo no es sencillo. La situación es difícil y mucha gente cree que por decir que tiene un síntoma o dejar de ir a trabajar se lo va a castigar.

14) Plan retorno a la oficina. Se consideró especialmente un plan de comunicación para el regreso a la oficina, con el objetivo de vencer el temor inicial que puede provocar volver a estar todos juntos en un mismo espacio, lo cual será una experiencia muy singular. Asimismo, se remarcó la importancia de anticiparse a pequeños acontecimientos que hoy tienen gran repercusión, a fin de determinar cómo se resolverán y gestionarán. Por ejemplo, cuando alguien tosa por primera vez. En cada oficina se contará con una sala de descontaminación de documentación (aunque se profundizará la digitalización para suprimir la utilización de papel) y se dispondrá de una barrera sanitaria donde cada persona deberá higienizarse, limpiar su calzado y colocarse alcohol en gel. 

Te puede interesar