Los drones, conocidos también por sus siglas en inglés UAV (siglas en inglés de Vehículos No Tripulado) fusionan tecnologías de la aeronáutica, la robótica móvil y la electrónica. Se trata de pequeños –y no tan pequeños– artefactos con hélices que son controlados por pilotos de manera remota. Están compuestos de materiales ligeros que les permiten tener gran velocidad y hacer maniobras de todo tipo. 

No fue sino hasta hace algunos años que empresas de distintos rubros comenzaron a ver un potencial a explotar en estos aparatos voladores. Ante la posibilidad de poder recorrer grandes distintas evitando las inclemencias de la vida urbana como el tránsito, se barajó usarlos como un método de transporte exprés.

¿Las ventajas? Simplificación de las entregas a comparación de vehículos terrestres, accesibilidad para llegar donde un utilitario no puede, seguridad al contar con cámaras que graban la correcta realización del trabajo y control de inventario en grandes depósitos, entre otras.

¿Ya te tentaste? Antes de que empieces a ver modelos en la web, debemos informarte sobre algunos obstáculos. Hay dos razones centrales por las que aún no vemos drones entregando paquetes por la ciudad: los altos costos de esta tecnología y la legislación territorial.

La primera dificultad tiene no sólo que ver con el dinero necesario para comprarlos, sino también con los altos honorarios que tienen los pilotos autorizados, porque no cualquiera puede volar un dron.

La segunda limitación viene de la mano de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). En diciembre del año pasado se definió una reglamentación para el vuelo de drones (que entrará en vigencia recién en julio de este año) y estipula que las naves de entre 500 gramos y 5 kilos deberán ser registradas.

A esto se le suma que sus pilotos deberán participar de un curso –que cuesta entre 15 mil y 18 mil pesos– y rendir un examen habilitante. La certificación médica aeronáutica cuesta entre 3.500 y 5.000 pesos.

Las cuentas claramente no favorecen a las pequeñas empresas que sueñan con hacerse de un puñado de estos artefactos para su uso comercial, por lo que podemos inferir que su uso generalizado no será tan fácil de alcanzar. Esto sin embargo no detiene a los grandes magnates de la logística que ya se encuentran realizando sus primeras pruebas.

DHL Express, junto a EHang, compañía de vehículos aéreos autónomos inteligentes, lanzó un dron para abordar los desafíos de la "última milla" en zonas urbanas de China. Los resultados fueron exitosos, reduciendo tiempos de entrega de 40 minutos a 8 y evitando mayor contaminación.

"Estamos encantados de asociarnos con EHang para establecer un nuevo hito en innovación que combina la fuerza de la mayor compañía de transporte internacional urgente, junto con una de las principales compañías de vehículos no tripulados del mundo", comentó Wu Dongming, CEO de DHL Express China.

Por su parte la startup australiana Zookal comenzó a probar la entrega de libros exprés a través de una app que vincula a compradores con drones de entrega. Facebook no se quedó atrás y está pensando en usarlos para llevar internet a lugares sin posibilidades de conexión.

Otros ejemplos de renombre son los de Google, Amazon y UPS que también incursionan en materia de tecnología aeronáutica.

A pesar de estas pruebas el escenario de su implementación continúa siendo incierto. Para poder aplicarlo en forma generalizada es importante terminar de definir aquellos casos en los que esta opción es mejor que otras más tradicionales.

También resulta interesante pensar en si este nuevo sistema de entrega abrirá la puerta a una nueva clasificación de productos que sean adecuados para ser trasladados por nuestros cielos. Aunque las preguntas son muchas, la curiosidad puede más. Welivery seguirá atento a la evolución de ésta y otras nuevas innovaciones logísticas.   

*Sofía Selasco es Business Dev de Welivery

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