La inclusión financiera y la explosión de las billeteras digitales encuentra en el segmento de los "no bancarizados" un grupo etario diverso, con nuevas generaciones ávidas de aprovechar los beneficios de este tipo de herramientas.

Este cambio de hábitos se ve claramente en el uso del dinero físico, inclusive en los más pequeños. Es que los niños entre 7 y 10 años ya son usuarios móviles y, con ello, de alcancías digitales en vez del clásico "chanchito".

Aplicaciones como GoHenry o Osper están creciendo a ritmo acelerado en las tiendas virtuales, con un gran porcentaje de usuarios muy jóvenes. Este tipo de aplicaciones no son sino el equivalente a una cuenta corriente a la que se vincula una tarjeta de débito, pero con algunas peculiaridades que la convierten en idónea para el mercado al que se dirigen.

Los titulares son los padres o los tutores que, como contrapartida, pagan una cuota mensual por el uso de la aplicación. Una vez dado de alta el menor, se le entrega una tarjeta de débito vinculada a esta cuenta virtual y siempre bajo la supervisión de los padres que sabrán en todo momento cómo va la economía de sus pequeños ahorradores, y sobre todo, a qué dedican los gastos. 

Esta relación transparente de tutela tranquiliza a los padres, pero mucho más importante que esto, estimula cierto espíritu de ahorro o gasto responsable por parte del menor, que puede ver cómo poco a poco va aumentando su ahorro.

Más allá de las ventajas evidentes para unos y otros, la eliminación del dinero físico y la apuesta por herramientas virtuales para el segmento de la población más joven es un negocio redondo para las entidades financieras y empresas que se dediquen a ello. 

Se trata de una economía que no para de crecer y genera ya un volumen de negocio descomunal: solo en el Reino Unido se calcula que este mercado genera la friolera de $2,200 millones de dólares entre los usuarios con edades comprendidas entre los 13 y los 19 años.

El otro dato al que se agarran con firmeza sus promotores es también rotundo: apenas un 3 por ciento de los niños o jóvenes que se inician con un producto de estas características decide, más adelante, cambiar de banco.  Una altísima fidelidad del usuario, un negocio boyante que genera ingresos desde el minuto uno y una proyección de mercado cada vez más grande .

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