Los programas de fidelización atraviesan una transformación profunda. Lo que antes se apoyaba casi exclusivamente en la acumulación de puntos y descuentos hoy se redefine a partir de experiencias lúdicas, desafíos y recompensas que buscan generar vínculos más emocionales entre las marcas y sus consumidores.
En un contexto de hiperoferta y atención fragmentada, las marcas apuestan cada vez más por la gamificación como estrategia para sostener la relación con sus audiencias. La lealtad dejó de ser transaccional para volverse experiencial. Ya no se trata solo de comprar más, sino de participar, jugar y sentirse parte.
Lejos de los esquemas tradicionales, los nuevos programas incorporan sorpresa, progreso y exclusividad. Un ejemplo es el retailer británico Selfridges, que reemplazó los premios acumulativos por un sistema de "llaves" que los clientes obtienen no solo por comprar, sino también por pasar tiempo en la tienda o participar en actividades.
A mayor cantidad de llaves, mayor acceso a experiencias VIP, como lounges exclusivos o servicios de concierge personalizados.
En la misma línea, McDonald’s UK propone misiones semanales dentro de su app, con desafíos y recompensas que cambian día a día.
En Estados Unidos, la plataforma TYB (Try Your Best) conecta a consumidores con marcas como Glossier, Crocs o Urban Outfitters a través de dinámicas participativas: responder encuestas o subir fotos de productos permite acumular monedas que luego se canjean por descuentos o productos exclusivos.
En América Latina, Mercado Libre desarrolló Mercado Puntos, un sistema de niveles que premia la actividad del usuario con envíos gratis, descuentos y beneficios sorpresa.
PedidosYa y Rappi también incorporaron badges, rankings y desafíos promocionales: cuanto más interactúa el usuario —ya sea comprando, dejando reseñas o participando en acciones especiales— más recompensas obtiene.
Otras marcas del retail, como Farmacity o Falabella, avanzan con experiencias digitales que valoran el uso de sus apps y la interacción, más allá de la compra puntual.
Incluso fintech argentinas como Naranja X o Ualá experimentan con beneficios sorpresa y desafíos de ahorro, donde los usuarios pueden "desbloquear" premios o bonificaciones al cumplir objetivos financieros.
Este cambio responde a una evolución clara en las expectativas del consumidor: Las generaciones que crecieron con videojuegos, redes sociales y recompensas instantáneas esperan que toda experiencia —también la de consumo— tenga algún componente de juego, progreso o comunidad.
La tecnología cumple un rol clave en este proceso. La combinación de datos, inteligencia artificial y plataformas digitales permite personalizar desafíos y recompensas, creando circuitos de satisfacción continua.
Hoy la fidelidad se construye con emoción, no solo con beneficios económicos. Las marcas que entiendan esto van a ser las que logren destacarse y sostener relaciones de largo plazo.
*Por Mariela Mociulsky, CEO de Trendsity.