Las grandes empresas discuten por estas horas sus planes para 2026. El relevamiento Tendencias de Incrementos Salariales en Argentina (TISA) de la consultora Mercer, con 518 compañías entrevistadas, muestra que las firmas prevén un incremento salarial promedio cercano al 20% para el año que viene. Ese porcentaje queda muy cerca de la expectativa de inflación privada, ubicada en torno al 21%, y supera por poco la mediana que recoge Latin Focus (18,5%).
Casi la mitad de las empresas (47%) ya inició el proceso presupuestario. Un 26% sigue sin empezar. El mensaje es claro: las compañías buscan previsibilidad y alinean los sueldos con la pauta macro que esperan para 2026.
Cómo definen las subas: criterios más allá de la inflación
La mayoría adopta criterios mixtos. El 57% combina referencias de mercado, evolución de precios y desempeño individual o grupal para fijar aumentos. Solo el 16% se apoya exclusivamente en encuestas salariales y el 15% traslada la inflación en forma total. Esa diversidad indica que muchas empresas quieren retener talento sin cargar toda la suba sobre el bolsillo de la empresa.
"La estructura de bonificaciones, variables y beneficios gana peso en las negociaciones", comenta a iProUP el abogado laboralista Andrés Pagani.
Para el especialista, "forma parte de los cambios en el mercado laboral: es algo que se adopta cada vez más, en reemplazo de modelos obsoletos".
A todo esto, la fragmentación de aumentos sigue vigente, pero cambia el calendario. Para 2025, un 34% de las empresas cierra el año con cuatro incrementos parciales. Para 2026, la mayoría (36%) proyecta hacer dos ajustes al año, mientras un 29% mantiene cuatro o más revisiones.
El objetivo es modular el costo laboral según la evolución del IPC y evitar saltos bruscos que afecten la competitividad.
Qué sectores pagan más y cuáles quedan atrás
Hay diferencias marcadas por industria. Consumo masivo, high tech, ciencias, energía y servicios concentran las empresas consultadas. Los sectores con mayores subas previstas cierran 2025 con mediana alrededor del 32%: medios y entretenimiento, biotecnología, dispositivos médicos, banca, farmacéutica y high tech. En contraste, fintech presenta la mediana más baja, con cerca del 26%.
Esa dispersión traduce la presión por retener perfiles escasos en ramas tecnológicas y científicas, mientras sectores con mayores márgenes sostienen subas superiores.
"Un ajuste del 20% que acompaña la inflación no garantiza recuperación del salario real", advierte Andrés Pagani. El experto asegura que, para muchos trabajadores, "la mejora solo neutraliza la pérdida de poder de compra".
"Las empresas prefieren ofrecer mix salarial con pluses por desempeño, planes de salud y opciones de trabajo remoto antes que elevar por mucho el salario base", concluye el profesional.
La fragmentación de ajustes también obliga al empleado a planificar con menos horizonte. Para pymes y sectores con márgenes apretados, el desafío será absorber las subas sin trasladar costos al precio final.
Riesgos y señales a vigilar en 2026
Varios factores pueden alterar este escenario: rebrotes inflacionarios, saltos en tipos de interés, costes energéticos o cambios regulatorios que afecten la rentabilidad. Si la inflación avanza por encima de lo previsto, la presión por mayores compensaciones aumentará.
Por otro lado, una mejora sostenida en productividad y un mejor control de costos permitirán que las empresas sostengan la pauta sin recortes de empleo.
Para el empleado, la recomendación es clara: evaluar la compensación total, no solo el sueldo base. Beneficios, formación, esquema de bonificaciones y perspectivas de carrera definen la competitividad de una oferta. Para las empresas, el reto será balancear la contención del costo y la capacidad de motivar y retener.
El 2026 aparece como un año de transición: menos volatilidad macro y más ajustes planificados. Pero el mapa final dependera de la dinámica económica global y de la capacidad de cada sector para absorber los costos salariales sin renunciar a inversión y crecimiento.