El "jefe" de mi jefe es una IA

Alejandro Miguez, director de la carrera de Ingeniería Informática de la UADE, analiza el avance exponencial de la herramienta en la toma de decisiones
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09.10.2025 • 18:45hs • Coffee break

¿En algún momento reflexionamos que la IA podría ser "el jefe"? Pensemos en una situación habitual: cuando un jefe tiene que comunicar un cambio de horarios o la reasignación de tareas, muchas veces recurre a despersonalizar el mensaje y se ampara en una instancia superior: "no lo digo yo, lo decidió la dirección". Esa forma de trasladar la autoridad a otro nivel empieza a encontrar un paralelo con el uso creciente de la inteligencia artificial.

Actualmente utilizamos, en más ocasiones de las que creemos, herramientas de IA para ayudarnos a redactar mejor un correo, modificar el tono de una presentación o validar la coherencia entre la información recabada y las acciones a tomar.

Pero es ahí donde la toma de decisiones empieza a transitar una zona difusa. Ese análisis de datos, ¿fue realmente evaluado a conciencia por quien emite un plan de acción, o estamos confiando plenamente en la IA para decidir por nosotros?

Hoy, quizás, las decisiones que tomamos con algún soporte de IA no sean de gran trascendencia. Por ejemplo, en el mundo de las inversiones, si bien los análisis iniciales ya pueden estar basados en agentes IA desarrollados por analistas financieros, la recomendación y la decisión final todavía recaen en manos humanas. Pero eso no será así para siempre.

En algún momento, será el "jefe" de mi jefe -utilizando herramientas de IA- quien genere las recomendaciones. Y esas sugerencias no impactarán solo en inversiones: a medida que aumente nuestro nivel de confianza, y que comprobemos con evidencia que las decisiones basadas en datos son más efectivas que muchas de las que tomaríamos de forma manual, comenzaremos a delegar cada vez más.

Lo que a un humano le llevaría horas o días de análisis, una IA lo resolverá en segundos, siempre que disponga de la herramienta y los datos necesarios. Así, transmitiremos mensajes y acciones basadas no ya en nuestro propio criterio, sino en el análisis "del jefe".

Ese fenómeno ya se vislumbra. El análisis de imágenes médicas, por ejemplo, empieza a incorporar IA para asistir diagnósticos; las grandes corporaciones la usan para interpretar necesidades de consumidores; los influencers, para identificar qué indicadores deben mejorar y así potenciar su alcance.

¿Cuánto falta para que una IA nos indique qué comentario deberíamos hacerle a nuestro vecino para mejorar la convivencia? ¿O para que, buscando aumentar nuestro "puntaje social", nos recomiende publicar cierto contenido en redes? El salto no parece tan lejano.

Estamos en un punto de inflexión: la autoridad humana está creando jefes artificiales que dicen lo que a veces no queremos decir. Y si seguimos validando sus resultados, llegará un momento en que esos jefes artificiales serán entidades con suficiente autonomía como para indicarnos qué conviene decir o hacer.

El cambio es sutil pero profundo. Al principio, la IA nos "sugiere" y nosotros decidimos. Después, la IA nos "aconseja" y nosotros aceptamos. Finalmente, la IA nos "informa" y nosotros ejecutamos.

No porque estemos obligados, sino porque hemos aprendido a confiar más en sus diagnósticos, proyecciones y evaluaciones que en nuestras propias conclusiones. Y esa confianza -que hoy se justifica por su velocidad, su precisión y su aparente objetividad- puede transformarse en una dependencia difícil de revertir.

Tal vez, cuando llegue ese momento, ya no hablemos de "el jefe de mi jefe", sino simplemente de "el jefe", sin apellido humano. La pregunta es si estaremos preparados para asumir que las decisiones que afectan a nuestras vidas, desde las más estratégicas hasta las más triviales, pueden provenir de una voz que no respira, no siente y no se equivoca… al menos en sus propios términos.

Desde el lugar de cada uno, ¿qué rol queremos cumplir cuando ese momento nos alcance? ¿Seremos ejecutores de instrucciones perfectas o guardianes del juicio humano? La respuesta, aunque aún esté en nuestras manos, quizá también nos la termine dando una IA.

*Por Alejandro Miguez, director de la carrera de Ingeniería Informática de la UADE

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