Ahorrar en un pasaje de avión ahora es un verdadero desafío para los viajeros, ya que los precios parecen fluctuar constantemente, como si fueran acciones en bolsa.

Cambiar la fecha, la hora o incluso el dispositivo desde el que se busca puede alterar significativamente el costo final, sin contar las estrategias que las aerolíneas emplean para maximizar sus ingresos.

En este contexto, la inteligencia artificial juega un papel cada vez más relevante en la fijación dinámica de tarifas. 

Recientemente, Delta Air Lines se convirtió en el centro de un debate en Estados Unidos tras la revelación de un sistema de precios basado en IA.

La controversia escaló rápido, impulsada por críticas en redes sociales y la presión de varios congresistas que exigieron explicaciones formales, debido a la sospecha de que la aerolínea podría utilizar los datos personales para ajustar precios de manera individualizada.

En respuesta, Peter Carter, responsable de asuntos públicos de Delta, envió una carta donde garantizó que "no hay ningún producto de tarifas en Delta -ni pasado, ni presente, ni en desarrollo- que utilice datos personales para aplicar precios individualizados".

Los Estados Unidos busca regular a la IA en vuelos y pasajes 

Según la compañía, el sistema analiza información agregada, como patrones generales de compra, promociones de la competencia, costos operativos y nivel de demanda y ajusta los precios en función de estos factores.

Por ejemplo, si otra aerolínea lanza una oferta en una ruta similar, el algoritmo puede recomendar una reducción de precios para mantenerse competitivo. Así, un aumento en el costo del combustible puede traducirse en un alza tarifaria. 

Este tipo de mecanismos no es exclusivo del transporte aéreo, ya que también se aplican en sectores como el comercio electrónico y los seguros.

En este marco, algunos legisladores estadounidenses promovieron la Stop AI Price Gouging and Wage Fixing Act, un proyecto de ley que busca limitar el uso de la IA para incrementar precios de manera selectiva y proteger a consumidores más vulnerables. 

Aunque Delta defiende que su sistema no personaliza precios, el sector avanza hacia un modelo cada vez más automatizado y reactivo, lo que obliga a los usuarios a adoptar estrategias para evitar pagar de más. 

Comparar tarifas en diferentes plataformas o navegar en modo incógnito es una de las prácticas comunes para intentar anticiparse a la inteligencia artificial que hoy influye en el costo de volar.

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