Con la llegada del invierno y el aumento en el consumo energético, muchas familias argentinas buscan estrategias para reducir el gasto en electricidad sin resignar confort.
Una de las recomendaciones más efectivas, según especialistas en eficiencia energética, es desenchufar ciertos electrodomésticos cuando no están en uso, ya que muchos de ellos aún consumen energía en modo "stand-by" o "fantasma", incluso cuando están apagados.
Este consumo silencioso puede representar hasta 10% del total de la factura eléctrica mensual, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Dispositivos de diversa índole utilizan electricidad si permanecen conectados a la red, aunque no estén funcionando de manera activa. Algunos de los principales son:
En un hogar promedio, este gasto oculto puede traducirse en varios miles de pesos al mes, principalmente en medio de una intensa ola polar que transita el país.
Durante esta estación, el uso intensivo de calefacción, iluminación y electrodomésticos de cocina incrementa la presión sobre el sistema eléctrico del hogar.
Por eso, adoptar hábitos como desconectar los aparatos que no se usan frecuentemente o utilizar enchufes inteligentes para programar su funcionamiento puede marcar una diferencia significativa en la boleta a final de mes.
Estos dispositivos permiten cortar automáticamente el suministro eléctrico en horarios determinados o cuando detectan inactividad, los cuales optimizan el consumo sin afectar la comodidad.
La heladera, por ejemplo, es uno de los electrodomésticos que más energía consume, especialmente si está mal regulado o con la puerta mal cerrada. Aunque no se recomienda desenchufarla si contiene alimentos, sí es aconsejable ajustar el termostato a una temperatura eficiente y mantenerlo alejado de fuentes de calor.
En cambio, aparatos como el horno eléctrico, la tostadora o la cafetera pueden desconectarse por completo cuando no se utilizan.
Además del ahorro económico, desenchufar los electrodomésticos también contribuye a prolongar su vida útil y a reducir el riesgo de fallas eléctricas o cortocircuitos, especialmente en días de tormenta o bajas temperaturas.