El 25 de abril de 2022 la red social Twitter aceptó la suculenta oferta de compra presentada por el multimillonario Elon Musk (44.000 millones de dólares, aunque el trámite no se cerró hasta finales de octubre).

Ha pasado un año desde ese crucial momento, periodo en el cual la plataforma ha sufrido varias metamorfosis, convirtiéndose en foco de noticias de todo tipo debido a su excéntrico dueño.

Y entre los cambios implementados por Musk, sobresale la red lucha por implantar distintos tipos de monetización más allá de la publicidad tradicional para darle un lugar privilegiado a quienes paguen una mensualidad.

"La libertad de expresión es la base de una democracia funcional, y Twitter es la plaza pública digital donde se debaten asuntos vitales para el futuro de la humanidad", manifestó el empresario en un comunicado publicado hace un año y en el que anunciaba el acuerdo.

La compra de Twitter, financiada con una combinación de préstamos y compromisos de capital, incluso de la propia riqueza de Musk, ha cargado a la compañía con aproximadamente 1.000 millones de dólares en pagos de intereses anuales.

Además, Musk despidió el 80 % de su plantilla, subastó los muebles de sus oficinas y anunció recientemente que limitaría el acceso a su interfaz de programación de aplicaciones (API) -herramientas de software que permiten a investigadores y desarrolladores externos recopilar y analizar datos- y que cobrará una tarifa en la mayoría de los casos.

Musk compró Twitter por u$s44.000 millones

La crisis económica por la huida de los anunciantes

Las constantes polémicas y cambios bruscos de Musk -como modificar por varios días el logo de Twitter por el de la criptomoneda Dogecoin- han hecho que los anunciantes escapen en masa de la red social.

No obstante, a pesar del éxodo, un puñado de empresas importantes- como Apple, Disney y McDonald's- continúan publicitándose en Twitter.

Y la red sigue siendo la preferida para la comunicación política de gobiernos y gobernantes, partidos, personalidades y organizaciones de toda clase.

La medida más sonada fueron los cambios en Twitter Blue, suscripción que ya existía antes de la incorporación de Musk, pero que bajo el liderazgo del empresario se volvió de pago, cuando antes Twitter la daba de manera gratuita a personalidades y organismos.

Por lo que cuentas como la de la cantante Beyonce´, la de la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden, o la del empresario Bill Gates, ahora lucen iguales que la de cualquier otro usuario.

Solo el 0,2 % de los usuarios de Twitter pagan por Twitter Blue y, según Similarweb, en marzo, Twitter Blue tuvo alrededor de 116.000 suscripciones confirmadas en la web, un 138 % más que el mes anterior.

Las ventajas que proporciona una cuenta de Twitter Blue es que los usuarios pueden escribir contenido más largo, publicar videos de más duración, editar sus tuits y tener más visibilidad en el algoritmo de la red social.

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