La ecología doméstica, el catálogo de buenas prácticas que podemos llevar a cabo desde casa para contribuir al cuidado del medio ambiente y la mitigación de la crisis  climática, parte a menudo de pequeños gestos. Cosas tan sencillas como apagar los aparatos desde su interruptor en lugar de hacerlo desde el mando a distancia. Hagan  la prueba. Antes de ir a dormir echen un último vistazo a las diferentes estancias de la vivienda. Todas esas lucecitas encendidas están provocando una sonrisa en los  responsables de su compañía de la luz: gracias por la propina, piensan mientras se frotan las manos. Y es que la mayoría de ellas señalan que esos aparatos, que están  en modo en espera o 'stand-by', siguen consumiendo electricidad.

Según la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por su sigla en inglés) el coste económico que generan los aparatos eléctricos y electrónicos que se mantienen en  esa función podría rondar actualmente los 60.000 millones de euros a nivel mundial. Pero es que, según este organismo internacional, si no se toman las medidas  necesarias para combatir tan absurdo dispendio de recursos económicos y energéticos, en 2025 la cifra superará los 100.000 millones de euros y, lo que nos obliga a  comentar el tema en Planeta A, supondrá casi un 4% de las emisiones globales de CO₂ asociadas al consumo doméstico de electricidad.

El microondas es uno de los aparatos siempre en modo espera, pero es sólo uno de los múltiples en una casa

Para evitarlo, la UE aprobó en su momento una normativa al respecto que obliga a los fabricantes a recortar el consumo del modo 'stand-by' para que los aparatos en esa  posición consuman menos de 1 W, aunque admite excepciones en función de las características y los usos del aparato, unas excepciones que pueden seguir dando pie al  derroche. Y por supuesto: todos los aparatos fabricados fuera de nuestras fronteras no están obligados a someterse a esta normativa.

Eliminarlo sería lo más rápido

Debido a ello las organizaciones de consumidores proponen un acuerdo internacional por el que todos los fabricantes se vean obligados a eliminar por completo esta  opción de apagado y los equipen con un único sistema de desconexión total, que mantenga al aparato sin consumo alguno, pero que permita reiniciarlo en el modo en el  que estaba y sin tener que volver a realizar todos los ajustes. Algo que con la tecnología actual no debería representar ninguna dificultad. 

Mientras tanto y como decíamos al principio, para evitar ese gasto oculto y ese volumen de emisiones, deberemos hacer el esfuerzo de apagar los aparatos desde el  interruptor en lugar de desde el mando a distancia, o desenchufar el cargador del móvil equipado con señal luminosa cuando la batería esté llena.

También podemos enchufar los aparatos en una clavija múltiple de las que vienen equipadas con interruptor y apagar desde allí todos los aparatos conectados a la vez.  Un pequeño gesto doméstico que nos ayudará a hacer un uso más eficiente y más inteligente de la energía y nos permitirá arrimar el hombro a la urgente necesidad de  reducir las emisiones que están provocando el calentamiento global del planeta.

El tener menos aparatos en modo espera no sólo ayudará a tu economía, sino que beneficirá al medioambiente

Algunos ejemplos del malgasto

Hace unos años la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) habilitó en su página web una calculadora para conocer el gasto de cada aparato que dejamos en modo  ‘stand-by’ indicando su potencia, el consumo energético (KWh) mientras permanece en espera, el CO₂ que produce y el gasto, en euros, que supone ese malgasto de energía  al año. Estos serían algunos ejemplos:

La impresora, con una potencia de 8W, consume 70 kWh al año, lo que supone un derroche de 11,91 euros al año y unas emisiones de 45,6 k de CO₂. La televisión, con una  potencia de hasta 6W, consume 52 kWh cuando la apagamos desde el mando a distancia y la dejamos con la lucecita roja encendida, lo que supone un coste anual de 8,94  euros y emite 34,2 kilos de CO₂.

Cerca de ella, el receptor del canal de pago tiene una potencia de 5W y sigue consumiendo 44 kilovatios a la hora (kWh) mientras está en espera con la tele apagada, lo  que supone un gasto anual de 7,45 euros y genera unas emisiones de 28,5 kilos de CO₂. 

Fuente: El Confidencial

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