Los gurús de la tecnología lo advirtieron hace más de medio siglo: la llegada de las "máquinas inteligentes" marcará un antes y un después en nuestras vidas. El pionero de la informática Alan Turing ya creía en 1951 que algún día sería posible programar una máquina que respondiera preguntas de tal forma que resultara imposible saber si esas respuestas eran humanas o no.

Hoy, la inteligencia artificial (IA) le otorga la razón. Y, aunque le queda un largo desarrollo, esta herramienta ya ayuda a elegir la ropa que compramos, las series que vemos, la ruta que seguimos o dónde comemos.

 

En este caso, investigadores de la Universidad de Helsinki (Finlandia) y la Universidad de Copenhague (Dinamarca) desarrollaron una IA capaz de generar rostros artificiales generadas a partir de las preferencias individuales de los seres humanos.

El estudio, publicado en febrero en la revista IEEE Transactions on Affective Computing, se centró en lograr que la IA distinga los rasgos faciales, identifique las preferencias de los involucrados y presente imágenes atractivas generadas artificialmente en base a sus gustos.

"El atractivo es un tema de estudio desafiante, ya que está asociado con factores culturales y psicológicos que, probablemente, juegan un papel inconsciente en nuestras preferencias individuales. La belleza está en los ojos del espectador", comentó Michiel Spapé, investigador principal y docente del departamento de Psicología y Logopedia de la Universidad de Helsinki (Finlandia), en diálogo con al sitio EurekAlert!.

Metódo y desarrolló de esta IA

Con un grado de dificultad y paciencia en el desarrolló de esta herramienta, los estudios utilizaron un modelo semejante al de las aplicaciones para encontrar pareja, para así confeccionar una IA que es capaz de conocer los gustos subjetivos de los humanos.

De esta forma, en una etapa inicial, asignaron a una Red Neuronal Generativa Adversaria (GAN), la caul genera imágenes que parecen reales, el trabajo de crear retratos artificiales.

 

Asimismo, a las 30 personas que participaron se les consultó sobre aquellas caras que les resultaban más atractivas, de acuerdo a descripciones y detalles brindados por las mismas, registrando sus respuestas con un electroencefalograma (EEG), en una suerte de Tinder de carácter neurológico.

Luego, esa información se conectó con una interfaz cerebro-computadora a la GAN, que ordenó las preferencias individuales mencionadas. 

"Al interpretar sus puntos de vista, el modelo de IA que interpreta las respuestas cerebrales y la red neuronal generativa que modela las imágenes faciales pueden producir juntos una nueva imagen de la cara, al combinar lo que una persona en particular encuentra atractivo", explicó Tuukka Ruotsalo, coautor del estudio.

Lo curioso es que la IA, al momento de enseñar los resultados, mostró a los participantes nuevos retratos generados a partir de su propia subjetividad. Y aún así, las nuevas imágenes mostradas coincidieron con sus preferencias individuales en más del 80% de los casos.

De todas formas, este estudio ha demostrado que la IA es capaz de generar imágenes atractivas para las personas reales si se conocen sus preferencias individuales, un hecho que podría incluso beneficiar a la humanidad en la identificación de estereotipos.

"Si esto es posible en algo que es tan personal y subjetivo como el atractivo, también podemos analizar otras funciones cognitivas como la percepción y la toma de decisiones. Potencialmente, podríamos orientar el dispositivo hacia la identificación de estereotipos o sesgos implícitos para comprender mejor las diferencias individuales", sintetizó por su parte Spapé.

Te puede interesar