Sam Altman, CEO de OpenAI, reveló su proyecto más ambicioso: conectar la mente humana directamente a la inteligencia artificial (IA), para que todas las personas puedan "pensar con ChatGPT", sin necesidad de pantallas, teclados ni comandos de voz, que intermedien esa interacción.
Esta iniciativa lleva el nombre de Merge Labs, una nueva empresa que busca desarrollar una interfaz cerebro-computadora (BCI, por sus siglas en inglés) no invasiva.
A diferencia de otras propuestas como Neuralink, que requieren implantes quirúrgicos, Merge Labs apuesta por una tecnología que pueda leer la actividad cerebral mediante ultrasonido, sin necesidad de abrir el cráneo ni insertar chips.
El proyecto ya está en etapa de financiamiento y Merge Labs planea recaudar u$s250 millones con el respaldo de OpenAI, y su valuación inicial rondaría los u$s850 millones.
Esta inversión permitiría avanzar en el desarrollo de una tecnología que, de concretarse, marcaría un antes y un después en la relación entre humanos y máquinas.
La idea de Altam es crear una comunicación simbiótica entre el cerebro y la IA. "Me gustaría poder pensar en algo y que ChatGPT responda", explicó el ejecutivo.
Merge Labs: cómo funciona el ambicioso proyecto de Sam Altman
El sistema que propone Merge Labs se basa en la lectura de señales neuronales para interpretar intenciones, preguntas o ideas, y responderlas en tiempo real a través de una IA como ChatGPT.
Esto permitiría, por ejemplo, redactar un texto, buscar información o resolver un problema sin mover un dedo. Todo ocurriría en la mente del usuario, como si la inteligencia artificial fuera una extensión del pensamiento.
Aunque el concepto parece sacado de una novela de ciencia ficción, otras empresas como Neuralink, de Elon Musk, también exploran la integración entre cerebro y tecnología.
El proyecto está todavía en una fase temprana y deberá enfrentar muchos desafíos técnicos, éticos y regulatorios para concretarse.