Apple, el gigante de Cupertino, confirmó oficialmente qué modelos de iPhone quedarán excluidos de la próxima actualización de su sistema operativo, iOS 26.
El anuncio se realizó durante la Conferencia Mundial de Desarrolladores (WWDC) 2025, donde la compañía presentó una de las versiones más ambiciosas de su software, con un rediseño radical y funciones avanzadas basadas en inteligencia artificial.
Sin embargo, no todos los dispositivos podrán acceder a estas novedades, algo que marcará el fin del soporte para varios modelos emblemáticos. Por ello, miles de usuarios del icónico modelo ya están alerta.
Los modelos iPhone XS, XS Max y XR, lanzados en 2018, no recibirán la actualización a iOS 26 y permanecerán en la última versión de iOS 18. El aviso se extiende también a flotas anteriores de estos modelos.
Esta decisión responde a las exigencias técnicas del nuevo sistema, que incorpora herramientas como:
Estas funciones requieren procesadores más recientes y capacidades de hardware que los modelos de 2018 no poseen, según explicó la organización.
La actualización iOS 26 estará disponible a partir de septiembre u octubre de 2025 y coincidirá con el lanzamiento de los nuevos iPhone 17.
Entre las principales novedades se destaca el rediseño estético denominado "Liquid Glass", que aporta mayor fluidez visual y transforma por completo la interfaz del sistema, desde los íconos hasta las notificaciones.
Además, Apple Intelligence, el nuevo núcleo de inteligencia artificial, permitirá realizar tareas como filtrar llamadas spam, mantener el lugar en espera en centros de atención telefónica y generar respuestas automáticas en tiempo real.
Los modelos que sí recibirán iOS 26 incluyen desde el iPhone 11 en adelante, así como el iPhone SE de segunda generación y posteriores.
Esta segmentación marca un punto de inflexión en la estrategia de actualizaciones, tanto en diseño como funcionalidad, de Apple, que por primera vez salta directamente de iOS 18 a iOS 26.
Para los usuarios que no puedan actualizar, Apple advirtió que sus dispositivos anteriores seguirán funcionando con normalidad, pero perderán acceso a las nuevas herramientas y dejarán de recibir parches de seguridad a mediano plazo.
Esto afecta la compatibilidad con aplicaciones de terceros y aumenta el riesgo de vulnerabilidades, especialmente en operaciones sensibles como banca móvil o almacenamiento de datos personales.