Internet ya no es lo que era. Cada vez cuesta más encontrar contenido original, útil o confiable entre tanto ruido digital. Y en gran parte es culpa de algo que está creciendo sin freno: la IA slop.
El término se usa para describir una oleada de publicaciones creadas con inteligencia artificial: textos, imágenes, audios y videos hechos en segundos, sin valor real, pero diseñados para llamar la atención y engañar al algoritmo.
Esto no solo afecta a redes como TikTok, Instagram, Facebook o X. También llega a buscadores, blogs y plataformas de video. El resultado: un ecosistema online cada vez más saturado de publicaciones repetidas, absurdas o directamente falsas.
En esta categoría puede entrar desde un video con un bebé musculoso, hasta animales que actúan como humanos y personas que se transforman en objetos.
En redes como TikTok o Instagram, el slop aparece como relatos falsos y audios generados con voces de famosos, todo presentado como si fuera auténtico. Este tipo de contenido suele mezclar lo sentimental, lo conspiranoico o lo extraño, y se difunde en masa porque el algoritmo lo interpreta como material importante.
Pero la clave está en lo masivo: se publican miles de contenidos con la esperanza de que alguno se viralice. No importa si es cierto o coherente, lo importante es que entretenga unos segundos.
Más allá de lo bizarro, este tipo de contenido tiene consecuencias reales:
Contamina los resultados de búsqueda y los feeds.
Perjudica a creadores reales que sí hacen contenido con valor.
Difunde errores y noticias falsas sin control.
Entrena a la IA con basura, lo que genera un círculo vicioso.
Vuelve inutilizables plataformas como Pinterest, invadidas por imágenes artificiales.
Se alimenta del trabajo de artistas reales sin permiso ni crédito.
Tiene un costo ambiental: todo esto consume recursos y energía.
Algunas plataformas ya están tomando medidas: ajustan sus algoritmos, intentan frenar las reseñas falsas o etiquetan los contenidos generados por IA. Pero mientras sea barato, rápido y rinda en vistas, el slop va a seguir multiplicándose.
En este sentido, recuperar una Internet más humana, creativa y útil no depende solo de la tecnología, sino que también de una apuesta editorial fuerte, una mirada crítica y la voluntad de priorizar lo que tiene valor, más allá de lo que funcione con el algoritmo.