El pago mínimo de la tarjeta de crédito se convirtió en la vía de escape de gran parte de los argentinos, que optan por abonar apenas un porcentaje del saldo total para evitar caer en mora inmediata.

Según los bancos, y de acuerdo a la estructura pactada en los contratos de Visa y otras marcas de tarjetas, el monto mínimo suele conformarse con el 10% del saldo anterior y de consumos en un pago, mientras que al resto de los conceptos se les exige la totalidad del importe adeudado. En este último punto, se incluyen conceptos como:

Aunque saldar el mínimo evita el reporte de incumplimiento en el Veraz, la versión más habitual de intereses punitorios y CFTEA (con IVA) superiores al 100% dispara el costo financiero de lo que queda impago, lo que encarece la deuda se drásticamente con cada periodo de facturación.

Qué pasa si pago el mínimo de la tarjeta de crédito

Con el pago mínimo, el capital pendiente apenas se reduce y los intereses se capitalizan sobre un monto casi inalterado, transformando el saldo deudor en una bola de nieve que crece mes a mes y que, en muchos casos, resulta casi imposible de saldar a mediano plazo.

Además de inflar el monto adeudado, abonar solo el mínimo deteriora el scoring interno de los bancos, ya que revela un patrón de riesgo habitual que puede traducirse en:

Cuando la deuda desborda la capacidad de pago, las entidades suelen ofrecer planes de financiación fijos para el saldo impago, que permiten dividirlo en cuotas con plazos y tasas conocidas de antemano; esta alternativa suele ser más conveniente que prolongar indefinidamente el pago mínimo, aunque también conlleva costos financieros que deben evaluarse con cuidado.

Pagar el mínimo de la tarjeta de crédito implica sumar intereses sobre el monto restante adeudado

La Ley 25.065 de Tarjetas de Crédito establece que los bancos pierden el derecho a reclamar judicialmente deudas de tarjeta después de uno o tres años según la vía de cobro, pero el reconocimiento de deuda o los pagos parciales interrumpen o suspenden esos plazos, por lo que saldar el mínimo de forma recurrente impide que la obligación prescriba y mantiene vigente la exigibilidad de todo el saldo restante.

Según la consultora LCG, los consumidores suelen pagar apenas un poco más que el mínimo y pronto ni siquiera logran cubrir ese piso, un patrón que elevó la morosidad al superar el 45% de usuarios que solo abonan el mínimo y que presiona a las familias a recurrir a nuevas deudas para afrontar las ya existentes.

Frente a este escenario, los expertos recomiendan negociar con el banco planes de cuotas para el saldo impago, explorar préstamos personales con tasas menores y destinar un porcentaje fijo del ingreso mensual al pago de la tarjeta por encima del mínimo, a fin de reducir el capital y evitar que los intereses continúen erosionando el bolsillo.

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