La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos presentó un marco regulatorio que anticipa un futuro financiero amenazado por la computación cuántica, capaz de vulnerar la seguridad digital que hoy protege millones de transacciones globales.

El plan busca construir una infraestructura resistente frente a tecnologías que podrían romper algoritmos criptográficos actuales, afectando directamente a Bitcoin, Ethereum, instituciones financieras internacionales y la estabilidad de la economía digital mundial.

Según advierte el organismo: "El ecosistema estadounidense de activos digitales, construido sobre estándares criptográficos actuales, enfrenta una amenaza existencial por el rápido avance de la computación cuántica, que podría erosionar la confianza en el mercado".

Criptoactivos y la primera línea de defensa

El documento de la SEC describe un mecanismo de resguardo aplicado en un entorno de prueba, orientado a wallets institucionales que procesan diariamente miles de millones de dólares en Bitcoin, Ethereum y diversas stablecoins.

Entre las medidas implementadas se destacaron:

La clave del enfoque es la compatibilidad con redes públicas como Bitcoin y Ethereum, así como con redes privadas utilizadas por bancos y otras instituciones que necesitan garantizar continuidad operativa en cualquier circunstancia crítica.

En palabras del informe: "el 100% de las transacciones de criptoactivos quedó protegido contra amenazas cuánticas, con una latencia adicional de solo 8 milisegundos debido a las medidas aplicadas en el marco experimental propuesto".

La relevancia de este ensayo radica en mostrar que los algoritmos post-cuánticos pueden aplicarse con impacto mínimo en velocidad, garantizando un estándar tecnológico que posibilite transacciones seguras incluso frente a amenazas de ordenadores cuánticos avanzados.

La hoja de ruta hacia la migración cuántico-resistente

La SEC delineó un plan piloto que busca migrar las infraestructuras actuales hacia direcciones resistentes a la computación cuántica, en colaboración con un banco de inversión global con presencia en más de 40 países y mercados.

Este proceso de simulacro contempló la necesidad de mantener operaciones sin interrupciones, considerando la complejidad que generan sistemas heredados, normativas de distintas jurisdicciones.

El piloto consistió en tres etapas principales:

El resultado final del plan piloto fue una migración completada ocho meses antes de lo previsto, con un ahorro presupuestario del 22%, una mejora de rendimiento operativo del 5% y cumplimiento normativo pleno en todas las jurisdicciones.

Estos resultados sugieren que la transición hacia un estándar post-cuántico es viable cuando se estructura con fases claras, cronogramas definidos y participación activa de actores institucionales de gran escala en el ecosistema financiero global.

La conclusión central del programa es que la seguridad post-cuántica no implica un sacrificio de eficiencia, sino una reorganización planificada que incluso puede generar beneficios tangibles en costos y velocidad de las operaciones financieras.

Riesgos, proyecciones y vulnerabilidades críticas

El informe del Global Risk Institute proyecta que para 2034 existe entre un 17% y un 34% de probabilidad de que RSA-2048 pueda ser quebrado en apenas 24 horas por una computadora cuántica.

De acuerdo con el mismo documento, para 2044 esa probabilidad se elevaría a cerca del 79%, lo que pondría en jaque la infraestructura de criptografía actual que protege operaciones financieras esenciales en diferentes segmentos del mercado internacional.

Los expertos coinciden en que estas predicciones son inciertas, con avances científicos imprevisibles que podrían acortar o extender plazos. Algunos creen que el riesgo llegará antes; otros consideran que los plazos son demasiado optimistas.

El informe también destacó la fragilidad de infraestructuras tradicionales que usan algoritmos como RSA o curvas elípticas como:

La SEC enfatiza que todos estos sectores deben iniciar cuanto antes un proceso de transición hacia algoritmos post-cuánticos, anticipando que los tiempos de adaptación pueden extenderse mucho más que los plazos regulatorios.

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